Trato.

17 0 0
                                    

CAPITULO 44

ZANDER

Desperté jadeando y sudando a chorros.

Estaba en una habitación pintada de un color rojo fuerte. La cama olía a podrido y a suciedad. Mi espalda dolía y me di cuenta que la cama era más dura que una piedra. Me levante y me quite el cabello de los ojos. Me estaba creciendo y ahora ya casi me rozaba el cuello.

La puerta se abrió y me volví sorprendido.

Un demonio color purpura, con tres ojos saltones y unas púas sobresaliendo de su cuerpo me vio.

-Zander-siseo-Kalem quiere verlo.

Asentí para con él. El demonio cerró la puerta con fuerza y me toque la frente. Jale mi cabello para atrás y suspire. Después de todo lo había hecho.

Había traicionado a todos, incluyendo a Alexandra. Recordarla me dolía, pero hice caso omiso a mi dolor. Debía seguir adelante y soportarlo. Quizá con el tiempo este dolor se desvanecería. Quizá algún día, la recordaría y pensaría en cuanto ame a esa mujer, y cuanto la extrañe.

Había muchos "quizás', pero yo quería una sola verdad.

Salí de la habitación y me encontré en un pasillo despejado. El demonio color purpura estaba a mi lado. La baba gris salía de su hocico y me estremecí de asco. Alargo una mano con grandes y afiladas garras y me toco la espalda.

-Por aquí.

Lo seguí inspeccionando cada pasillo, cada cuarto, casa lugar que pasábamos. Siempre hacia lo mismo, puesto que si algún día quería escapar, sabría el camino que recorrí.

Metí ambas manos a los bolsillos de mis pantalones y encontramos la oficina de Kalem. Él estaba sentado, a todo su esplendor en una silla que parecía ceder a su enorme peso. Los cuernos le relucían, y al verme, una gran sonrisa ilumino su horrible rostro.

-Muchacho, te despertaste.

Me senté con un estrepito en una de las sillas y asentí.

-Al parecer.

-¿Un puro?-me ofreció, extendiendo una cajita de plata.

Agarre un cigarro y Kalem me presto un encendedor.

-Te ves mal-me dijo inspeccionándome-tienes unas grandes ojeras, ahí debajo de tus ojos.

Asentí nuevamente.

-Tú también te ves mal-declare-bueno, eso no es una novedad.

Kalem rompió en carcajadas.

-Te extrañe Zander. Siempre con tus bromas.

Estuve a punto de decirle que no estaba bromeando pero mejor me concentre en fumar.

-Lograste traer la profecía, estoy impresionado-me dijo después de unos segundos de silencio-pensé que no querías recuperar tu alma.

-Te dije que te la traería, bueno, en realidad se lo dije a ese demonio...

-Oh, claro, el que envié-recordó-el me aviso, pero dudaba de tus capacidades.

-¿Dudaba de mis...?

-No te conoce como yo- me interrumpió-solamente intentaba ser precavido.

Asentí, sumido en mis pensamientos. Kalem empezó a hablarme pero me concentre en darle otra calada a mi puro y divagar en los rincones de mi mente. Por más que trataba de concentrarme en lo que decía, rápidamente pensaba en ella y me estremecía. No sabía si era tristeza o amor o una mezcla horrible y cruel de esas dos, pero me estaba matando como nada lo había hecho.

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora