CAPITULO 38
ZANDER
Ella estaba ahí, inclinada sobre mí. Por supuesto,su voz me había despertado. Esperaba que me preguntara que me pasaba, esperaba que me ayudara a incorporarme o al menos se ofreciera a hacerlo. Esperaba que su cara se crispara en su famoso ceño de confusión y que me dijera porque estaba ahí o cuánto tiempo llevaba.
Lo que menos me esperaba, era que me jalara y estampara su boca contra la mía.
Al principio estaba confundido. Primeramente tuve que comprobar que era Alexandra. Porque la Alexandra que yo conocía jamás, ni en un millón de años habría hecho algo así. Era muy tímida y vergonzosa.
Y en segundo lugar, me pregunte porque me estaba besando. Claro que no era fácil razonar. No con ella besándome. Y es que era una experiencia totalmente ajena a todo lo que había experimentado. Había besado infinidad de mujeres en Londres, y me había acostado con muchas más. La mayoría de las veces estaba ebrio o enfadado. Así que no me importaban en absoluto y al día siguiente, las olvidaba.
Era diferente.
Pero no sabía a ciencia cierta que lo hacía diferente. Alexandra era una mujer como cualquier otra, pero no me besaba como cualquier otra.
Pensé aproximadamente todo esto en unos 5 segundos.Sin embargo, mande todo al demonio cuando ella tomo mi cuello entre sus brazos.Deje de pensar y por una vez en mi vida, me deje ir.
La empuje al otro librero y comencé a besarla de verdad, a mover mis labios junto a los de ella. Sabían a fresas y a moras. No tenía ni la más mínima idea de hacia cuanto había querido hacer eso, la tome por la cintura e inspire profundamente. La daga ya me había hecho un agujero seguramente, de lo cerca que estaba ella, pero no me importaba.
Todo lo que pensaba era ella. Pero siendo sincero,no era algo diferente.
Sentía algo en mi pecho, mi corazón latía frenéticamente por estar junto a ella. Me sentía calmado y a la vez me sentía vivo. Era algo bueno. Estar con ella era algo bueno.
Alexandra no me detenía y yo no iba a parar.Pudimos haber durado horas, si las puertas no se hubieran abierto y nos hubieran interrumpido.
-¡Zander! ¡Alexandra!
Maldita, maldita, maldita Opal. Quería ahorcarla.
Ella nos separó y yo me tambalee, mareado. Alexandra tenía los ojos cerrados tan fuertemente que se le marcaba arrugas en los parpados.
-¡Alexandra! ¿Estás bien?-le pregunto Opal.
¡Por favor! La estaba besando, ¿Cómo podría haberle hecho daño?
Detrás de Opal, una joven de ojos azules y cabello negro entro a la biblioteca. Era alta, esbelta y hermosa. Justo el tipo de chica que perseguía en aquel entonces. Arqueo una ceja al verme.
-Que listo nos saliste Zander Lane-dijo mi nombre con malicia.
-Cállate Percival, y ven a ayudarme-musito asustada Opal.
-Fedora, mantén un ojo en Zander-dijo Percival,mientras corría a socorrer a Opal. Una joven de cabello marrón ondulado y ojos almendrados entro después de ella. Tenía un aire inteligente y sofisticado. Me miro asqueada.
-Opal...-susurro Alexandra. Se escuchaba agotada. ¿Le había hecho daño?
-¿Esta bien?-pregunte preocupado. Si le había hecho daño...
-Lo está-espeto Percival, volteándome a ver-eres un enfermo. ¿Lo sabias no?
-Percival, él no sabía...-la interrumpió Opal.
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Nightmare
FantasyHace mucho tiempo, dos grandes deidades nacieron. Una guardiana de la vida y un guardián de la muerte. Ambos vivos en cuerpos mortales, sin conocimiento de quienes eran, ni de donde vinieron. El destino ya estaba escrito. Jamás se encontrarían en su...