Frio y muerte.

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LONDRES

1880

ALEXANDRA

-¡Vamos por favor!-insistió Chloe jalándome del brazo, con sus pequeños ojos rojizos llameando de la excitación.

Fruncí los labios y negué con la cabeza.

-Es tarde, tengo que terminar mis deberes…quizá después…-trate de evadirla sin mucho resultado.

-Por favor Alexandra-me insistió bajando la mirada- solo esta noche.

-Pero tu jamás quieres ir ahí-note curiosa-¿Por qué precisamente esta noche y ahora?

Note como dudaba y como entrelazaba sus manos. Sus mejillas se enrojecieron y supe la razón antes de que me la dijera.

-Es que el estará ahí.

Inspire profundamente mientras evaluaba mis opciones. Chloe era mi mejor amiga, y no la dejaría ir sola a ese lugar, y menos tan noche. Nosotras no teníamos mucha vida social como para mentirles a nuestros padres y escabullirnos por las ventanas de nuestras habitaciones. La mayor parte del tiempo éramos unas buenas chicas, trabajadoras y calladas. Chloe era muy parecida en comportamiento a mí, claro, con la mínima diferencia en situaciones como esta, en la cual yo no le mentiría a mis padres diciéndole que dormiría en casa de mi amiga en lugar de ir a un bar mugriento y de mala fama de Londres.

Sin embargo, la única razón por la que Chloe quisiera ir a un lugar como ese, seria porque él estaría ahí. Ella llevaba enamorada de ese chico aproximadamente unos 5 meses pero jamás se había atrevido a hablarle. Era demasiado tímida, aunque Chloe era preciosa. Era de piel blanca perfecta, con cabello largo hasta la cintura de color caoba. Sus ojos eran café con un matiz de rojizo y tenía una sonrisa encantadora. Siempre estaba de buen humor.

Pero el era un asunto muy diferente. En realidad yo no lo conocía, y ella no sabía su nombre. El plan consistía en ir a un bar lleno de delincuentes a buscar a un chico que ni siquiera conocíamos a mitad de la noche.

Si…que emoción.

-Bien…-accedí sabiendo que me arrepentiría- vamos, pero me debes una grande, ¿bien?

Chloe sonrió hasta que se formaron sus hoyuelos característicos en sus mejillas y me abrazo casi tumbándome.

-¡Gracias Alex! ¡Gracias, gracias, gracias!

Me reí mientras trataba de recuperar el equilibrio.

-Ven-dije tomándola de la mano-hay que ser rápidas, ¿bien?

Ella asintió y ambas caminamos por la cocina de mi casa en absoluto silencio. Las velas ya casi se habían consumido por completo de lo tarde que era y mis padres descansaban. Si algún día se llegaran a enterar de esto…no, no tenía que pensar en cosas malas. No se enterarían. Subimos las escaleras haciendo muecas cada vez que se escuchaba un crujido. Nos pegábamos a las sombras y conteníamos la respiración cada vez que sucedía eso. Fue un proceso largo, pero al final pudimos hacerlo.

Mi habitación se encontraba en el pasillo a mano izquierda. Empujamos cuidadosamente la puerta de madera y la cerré con las manos temblorosas.

-Vaya, estuvo cerca-susurro Chloe sonriendo.

-Si-la fulmine con la mirada-demasiado cerca.

Las dos soltamos risitas y abrí mi ropero empolvado. Dentro tenía vestidos y más vestidos. Sin embargo, abajo tenía un pequeño cajón donde guardaba mi ropa de jinete. Un par de pantalones color caqui y una gabardina hasta las rodillas de cuero café. Escondidas detrás de una bolsa de ropa que ya no me quedaba, guardaba mis botas rojas, tan despintadas que eran del mismo tono de cabello de Chloe. Saque un pañuelo color blanco y me cambie en la parte de mi habitación que no estaba alumbrada por la luz de la luna.

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora