Amnesia.

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CAPITULO 6

ALEXANDRA

Me desperté sobresaltada, con el corazón bombeando contra mis costillas. La superficie en la que me encontraba era blanda, suave y caliente. Me frote los ojos en un intento de recordar donde había estado, o con quien había estado.

Mire a mí alrededor. Estaba en casa. Estaba en mi casa.

Me senté en la cama, confundida. ¿Qué hora era? ¿Me había desmayado?

La perilla de la puerta giro y vi a una pequeña dama entrar, intentando hacer el menor ruido posible. Era Chloe, mi Chloe.

-¡Oh por dios! Despertaste Alex-canturreo alegre mientras acudía a abrazarme-¡Estaba tan preocupada!

Ella acudió directo a abrazarme y no tuve tiempo de hacer nada más que recibirla. Chloe era demasiado sentimental. La rodee con mis brazos y le dije al oído que todo estaba bien, que estaba bien y que ella también lo estaba.

-¡No vuelvas a desaparecer de esa manera!-sollozo separándose de mi agarre-¡Casi me matas del susto!

-¿Desaparecer?-pregunte, cohibida.

-Sí, tonta, desaparecer-se limpio las lagrimas-¿no lo recuerdas?

Fruncí el ceño mientras trataba de recordar, aunque todo se tornaba muy borroso. Era como intentar buscar un objeto en un lago de aguas turbias. Todo estaba nublado, y las imágenes huían unas de otras. Resulte con un tremendo dolor de cabeza que me hizo apoyar la cabeza en la almohada.

-No recuerdo nada-admití. 

-Estabas con Robert, Alex-menciono Chloe, sentándose en mi cama-¿lo recuerdas cierto? En la plaza de la fuente.

 Hice una mueca, eso sí lo recordaba.

-Toque música-admití recordando-y platicamos.

-Robert esta aquí abajo, muy preocupado por ti-dijo Chloe y luego rodo los ojos-¡Es tan tremendamente apuesto! Bueno, pero no se le compara con el tipo del asesinato de ayer…

Abrí los ojos alarmada y mi respiración se acelero.

-¡Perdón! ¡Olvida lo que dije!-exclamo Chloe, arrepentida-¡Perdón! No te preocupes por eso, es lo menos que debes de hacer. Bajare y le avisare a Robert que despertaste.

Se levanto de la cama, y camino hasta la puerta de mi habitación. Cerré los ojos y trate de memorizar cualquier detalle que me ayudara a descubrir donde estuve este tiempo…¿Cuánto tiempo había durado desmayada?

-Ah por cierto-me susurro Chloe al oído-“El” se llama Michael.

-Mi querida Alexandra-murmura Robert al entrar asustado-¿Se encuentra bien?

Parpadeo confundida, y veo a Robert, con el rostro preocupado. El se acerca a mi cama y me toma de la mano. Siento como mi pulso se acelera.

-Estoy bien-vuelvo a decir mientras trato de incorporarme.

-Por favor-me pide- no se levante.

-¿Por qué?-pregunto arqueando una ceja-Robert, si recuerdas como soy, sabrás que no debes de contradecirme. Estoy bien, no hace falta que siga más tiempo en esta cama…¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?

-6 horas, madame-contesto Robert extendiendo su mano para ayudarme a levantarme.

-No me digas así, me llamo Alexandra-le conteste, fulminándolo con la mirada.

-Debo decirte que me siento tan culpable…le suplico-musito tomando mis manos-que me perdone. Fue un acto de irresponsabilidad terrible el que he cometido. Jamás debí dejarla sola, le juro que cuando regrese y no estaba…me consumió el pánico. Media ciudad estaba buscándola por todos los rincones posibles, y después…después usted apareció acostada en la fuente, como si nada. ¿Esta herida? ¿Recuerda quien se la llevo? ¿Usted desapareció por voluntad propia? Alexandra, por favor, dígame que ocurrió.

Mire hacia nuestras manos entrelazadas, pero Robert no hizo acopio de soltarme. Me miraba con ojos suplicantes, esperando una respuesta. Respire profundamente. 

-No recuerdo nada. Lo último que recuerdo es que usted lo llamaron unas damas. Yo le dije que lo esperaría y…todo se torna muy borroso a partir de eso. Nose que paso-confesé bajando la cabeza, con lágrimas asomándose en la comisura de mis ojos.

-Le prometo que encontrare al responsable, se lo juro Alexandra-me dijo levantando mi mentón con su dedo índice-¿esta herida?

Negué con la cabeza.

Me quede atrapada por sus ojos marrones. Aunque ahora que los veía atentamente eran color ambarino. Eran tan hermosos…Robert empezó a acercar su mentón al mío, y sus ojos fueron cerrándose lentamente.

Entonces me quede congelada. Su cabello empezó a pintarse de un negro tan oscuro como la misma noche y sus ojos cambiaron de color, hasta volverse grises, un gris plateado. Gemí y aparte su cara de la mía.

En ese preciso momento, la puerta se abrió, y mis padres entraron.

-¡Alexandra!-musito mi madre corriendo a abrazarme-¡Hija! ¡Has vuelto! 

Suspire y todo inicio de nuevo.

Me senté en la cama y sonreí para mis adentros. Al fin me dejaban sola. Después de estar respondiendo miles de veces que estaba bien y que no me pasaba nada a mi hermanastro, mis padres, Robert y Chloe, estaba agotada. Incluso habían decidido ignorarme y llamar al médico del pueblo, que dijo que en efecto, estaba bien.

-Solo está cansada, déjenla reposar-había mencionado el doctor, anotando algo en un pergamino.

-¿Pero porque no recuerda nada?-había preguntado Edmund, con tono protector.

-Es porque su mente tiene un bloqueo-se encogió de hombros-rehúye las cosas que no quiere ver. Esta en shock, lo que necesita es descanso, con el tiempo ella recordara. Se los aseguro.

Rodé los ojos recordando eso. Me hubiera gustado responderle, ¡Claro que no! Me conocía lo suficiente para saber que yo no haría eso, ya fuera de manera consciente o inconsciente. Con el paso del tiempo he aprendido a sobrellevar las cosas buenas como malas de la vida. No es ser valiente, es ser inteligente.

Camine hasta mi ventana y la abrí. ¿Qué me paso? ¿Dónde estuve ese tiempo? Me senté en el borde de la ventana y voltee hacia fuera. No creía haber olvidado eso. Tampoco creía haber tenido un “bloqueo”. Pero si no era ninguna de esas opciones, ¿Qué me había pasado? Y lo peor, ¿Quién lo había hecho?

Cerré los ojos y forcé mi mente a trabajar. Solo aparecían dos colores. Negro y gris. ¿Qué se supone que significaba eso? Esos colores pueden significar cualquier cosa, cualquiera. No servían de nada. 

Voltee hacia mi habitación, y pensé en tocar el violín. Estaba guardado en su estuche, sobre la encimera. Sin embargo, me recorrió un escalofrió. Lo último que había hecho era tocar ese violín. Quizá luego.

¿Me había defendido? ¿Lo había golpeado siquiera? Suspire, mientras reprimía las lágrimas de ira. Era terrible. Mis padres creían que con solo descansar estaría bien. Solo estaba cansada de esto, de intentar recordar. Era como una barrera que cruzaba mi mente. Era tan frágil…pero tan larga. Intentaba derribarla con todas mis fuerzas, pero esta se regeneraba. ¿Acaso tenía un fin?

-¿Puedo pasar?-escuche la voz de Chloe desde la puerta de mi habitación.

-Claro-le susurre, dudosa de si me habría escuchado.

La puerta se abrió y ella entro, con los labios formando una mueca. Cerró la puerta con suavidad y se acerco a mí, con los brazos cruzados en su espalda.

-Sabía que no estabas dormida-inquirió, con ojos inteligentes.

-Me alegra que tu lo supieras-le respondí, fingiendo una sonrisa.

-¿Cómo te sientes?

Hice una mueca.

-Físicamente bien-respondí-mentalmente de lo peor.

-¿Conseguiste recordar algo?-pregunto dudosa.

-Nada, de nada.

Chloe suspiro y se sentó en mi cama.

-Esto es peor de lo que creía.

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora