Lisandro.

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CAPITULO 42

ALEXANDRA

-La guerra es un capítulo de la profecía destinado dentro de una semana-empezó a explicarnos Lisandro, mientras Zander y yo nos sentábamos en la sala. No era incomodo en absoluto, el momento en que Zander despreocupadamente me rodeo con un brazo y la manera en que yo apoye mi cabeza en su hombro. Opal nos miró con una creciente complicidad y Lisandro fingió ignorarnos, pero tenía un tic en la mandíbula.

-¿Por qué no nos lo dijiste antes?-pregunto Zander, incrédulo.

Voltee a ver a Zander, a observar su perfecto perfil, iluminado por la luz matutina que emanaba el sol y no pude evitar preguntarme, ¿hace cuánto yo le tenía miedo? ¿Hace cuánto yo me sentaba aquí, y él se quedaba de pie, en el otro extremo de la sala?

-Porque teníamos la esperanza de que la profecía volviera a equivocarse-repuso Lisandro, con el rostro afligido-se equivocó con ustedes, quizá...

-Lisandro-murmuro Opal, levantándose del sillón y tomándole por los hombros-no es tu culpa.

Lisandro se sacudió las manos de Opal.

-Lo sé-suspiro-la profecía lo marcaba desde hacía siglos. De ahí que ustedes nacieran.

-¿Por qué hay guerra?-no pude evitar preguntar-¿Por qué tenemos que luchar con los demonios? ¿No se podría...establecer la paz de alguna manera?

Escuche la risa disimulada de Zander a mi lado y voltee a verlo, consternada.

-¿Qué es tan gracioso?

-Alexandra-dijo Opal-lo hemos tratado por eones. Pero los demonios no son la clase de...seres, con los que se puede congeniar. Está en su sistema. Técnicamente no es su culpa, está en su instinto. Ellos matan sin sentido y si nosotros no les pusiéramos un alto, llevarían a la raza humana a su extinción.

-La guerra pronosticada -continuo Lisandro-dice que será la más grande de todas. Hable anoche con Catriel. Los cuerpos que encontramos en la taberna, concuerda con lo que dice la profecía.

-¿Qué más dice?-pregunte, interesada. Zander jugaba con mi cabello, y parecía realmente absorto de esta conversación.

-Empezaran a aparecer marcas en las personas-respondió Opal.

-¿Marcas?-pregunto Zander, volteándola a ver.

-Medias lunas, para ser específicos-atajo Lisandro, mientras se sentaba frente a nosotros-las personas empezaran a perder la cordura y la pupila de sus ojos desaparecerá por completo.

Zander se tensó a mi lado. Voltee a verlo confundida y se había petrificado por completo. Tome su mano para infundirle valor. Esto podía resultar terriblemente terrorífico.

-Empezara aquí en Berlín-dijo Opal- pero en el momento en que tomen esta ciudad, se expandirá por el resto del planeta.

-Mi familia...-susurre entre dientes.

-¿Por qué tienen que tomar primero Berlín?-pregunto Zander, inquieto.

-Porque aquí-contesto Lisandro-estamos nosotros.

-Pero no sabemos pelear-declare, alterada-no podre ayudar. Lisandro tienes que enseñarme...

-Alex-me llamo con cariño-tu no necesitaras pelear. Eres una de las pocas de nosotros que realmente podrás ayudar a la causa. Según declara la profecía...

-Bueno-interrumpió Zander-y en su dichosa profecía, ¿no dice quién va a ganar?

-No-negó Opal-ese capítulo está bloqueado, incluso para Catriel.

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