Desesperación.

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CAPITULO 11

ALEXANDRA

Si pensaba que lo iba a dejar ir tan fácil estaba loco. Estaba totalmente consciente de que me estaba mintiendo. No era una estúpida. En el momento en que se dio la vuelta, quede anonadada de la velocidad a la que salió corriendo. Debía empezar a alucinar.

Peor aún, así, yo corrí detrás de el. Sabía que el esfuerzo sería inútil, pero debía alcanzarlo. Quería respuestas. Quería saber porque me había secuestrado y que me había hecho. Espere mucho tiempo y no estaba dispuesta a esperar más.

Me quede sin aliento cuando lo alcance en menos de cinco segundos. Mi falda volaba junto a mis piernas y parecía que corrí por minutos, aunque fueron segundos. Voltee asustada y la carpa se encontraba a al menos cien metros de donde me encontraba. ¿Cómo había corrido cien metros en pocos segundos? El chico de ojos grises estaba contra la puerta, forzando la cerradura.

Me acerque y le toque el hombro. Una descarga eléctrica se disparo por toda mi piel.

-No de dejare ir tan fácilmente-murmure, molesta. No lo dejaría escapar. Quería mis respuestas.

El me vio asombrado. Quizá si había corrido demasiado deprisa. 

-¿Cómo llegaste tan…?-movió la cabeza-vete Alexandra, lo digo en serio, aléjate de mí.

-No me iré -respondí, viéndolo fijamente-no me iré, hasta que me des mis respuestas.

El respiro profundamente.

-Lo digo en serio-volteo a verme con sus ojos grises, fulminándome. Jamás había sentido tanto miedo- Vete, ahora.

El entro a la casa. Cerró la puerta con un sonoro estrepito. Posteriormente se oyó un chasquido que causo que me estremeciera y la puerta se salió de sus bisagras. Corrí hacia el jardín para protegerme y esta cayo con un sonoro estrepito.

Vi asombrada la puerta y ahogue un grito. Pesaba al menos unos 100 kilos y media aproximadamente 6 metros. ¿Cómo un chico como el había podido tumbarla como si no pesara nada?

Respire profundamente. Aquella noche en el bar había visto todo con mis propios ojos. El no era un chico normal y corriente. Inspiraba miedo en todos los sentidos posibles y me pedía que me alejara. Mi memoria borro los recuerdos y estos aparecieron cuando el apareció. Era peligroso, todo él lo decía. Quizá lo mejor fuera que me fuera lejos de él, seguir su consejo.

Me arme de valor y entre a la casa. Decidida a seguirlo.

Entre y vi como una puerta se movía en el segundo piso. Corrí, saltando sobre los añicos de mesas y jarrones que había roto a su paso. Parecía como si un huracán hubiera azotado solo y exclusivamente la casa de Robert. Oh, Robert, ¿Dónde estás? 

Subí las escaleras lo más rápido que pude y abrí la puerta donde lo había visto meterse. Contuve la respiración al no ver a nadie. Estaba totalmente oscuro.

 Entre, con el corazón palpitando desbocado. Me hubiera gustado callarlo.

Alguien me tomo del cuello y me tapo la boca con su mano.

-Escucha-me dijo al oído el chico de ojos grises. Grite y forcejee para liberarme pero fue inútil. El puso un cuchillo, o una daga, en realidad no lo sabía, contra mi cuello.- aléjate de mí, es la última vez que te lo voy a decir. Si me sigues…-hundió el filo y sentí unas gotas de sangre resbalarse por mi cuello-terminare el trabajo, ¿me escuchas?

Entonces me soltó y salto por la ventana. Me arrodille en el suelo tratando de recuperar el aire. Me limpie las gotas de sangre, que ya habían manchado mi vestido. Corrí hacia la ventana para verlo alejarse.

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora