El baile.

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 CAPITULO 9

ALEXANDRA

Una vez, sola en mi habitación, abrí el ropero y examine la ropa que tenia.

Me senté, frustrada en la cama. No tenía nada que ponerme. Todos eran vestidos lindos, pero simples. Me dolía la cabeza solo de imaginar las extrencidades que llevarían las damas a la fiesta de los Albrooke. Solamente quería estar presentable, ni siquiera quería destacar.

Saque uno a uno los vestidos y los coloque en hilera en mi cama. No eran demasiados, nunca tuve mucha ropa. Como mencione antes, jamás fuimos específicamente ricos, así que sobrevivíamos como podíamos.

Escuche que alguien golpeo la puerta y voltee con las manos en mi cintura.

-Adelante.

Vi los ojos verdes característicos de mi madre y sonreí al observarla pasar.

Ella era muy bonita. Y muy joven, en realidad. Tuvieron a mi hermano a los 18 años de edad. Mi madre era de la clase alta, por eso su tez era casi tan pálida como la mía y tenia esos ojos. Sin embargo, ella se enamoro de mi padre, y le importo mucho mas casarse con el, que con su prometido, que sus padres le habían impuesto.

Me incomodaba saber, que su prometido era el padre de Robert, el señor Edward Albrooke. Si ellos se hubieran casado, mi madre seria la dama más rica de toda Londres.

Pero mi padre apareció.

-Hola, cariño-me saludo mientras cerraba la puerta despacio. 

-Hola mama-conteste, sonriendo.

Se acerco a mí, y vi como observaba mis vestidos, tirados sobre mi cama.

-¿Encontraste que ponerte?

Me limite a negar con la cabeza. Ella asintió solemnemente.

-Alexandra…-ella dudo mientras quitaba su brazo derecho de su espalda. Estaba tan distraída que ni siquiera lo había notado-te tengo un regalo.

Fruncí el ceño mientras veía una caja blanca, simple, con un listón amarrado en un moño que la envolvía. ¿Qué era eso? ¿Por qué me estaba haciendo un regalo? ¿Había gastado dinero que no teníamos en mí?

-Mama… 

-No…no digas nada-me interrumpió-ábrelo.

Tome la caja entre mis manos y analice su peso. No pesaba demasiado. La coloque sobre la cama y desate el moño para abrirla y ver que había dentro.

Cuidadosamente extraje el vestido pulcramente doblado del interior y lo extendí entre mis manos. Un vestido, elegante y frondoso color azul cielo. Era de alta costura, dorado y azul entremezclándose haciendo una preciosa combinación. Sonreí con verdadera alegría y mis ojos se pusieron vidriosos. No quería ni imaginar las noches sin descanso de mi padre, y el maltrato que debió haber sufrido mi madre para permitirse comprar un vestido tan hermoso.

-Mama no puedo…

-No, no-me volvió a interrumpir-incluso te compre los zapatos.

Fruncí los labios, ocultándome el llanto mientras examinaba las zapatillas blancas. Eran finas, estilizadas y elegantes. Del tipo que llevaban las damas de la corte, o quizá la madre de Robert. Pero no yo.

-Mama, no sabes cuánto aprecio que hayas hecho esto por mí, pero no puedo aceptarlo.

-No hieras los sentimientos de tu madre-inquirió acariciándome la mejilla-este baile es muy importante para ti. Quiero hacer todo lo que esté a mi alcance para que te veas aun más hermosa de lo usual.

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora