Combate.

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CAPITULO 46

ALEXANDRA

Las clases de combate se volvieron una prioridad en el castillo de los guardianes. Lisandro mandaba a llamar a toda la legión de dioses y los líderes practicaban con cada uno de sus alumnos. Las gemelas Lane se unieron completamente gustosas para ayudar a defendernos. Catriel las recibió con los brazos abiertos.

Eider practicaba hechizos del tiempo con sus estudiantes. Percival podía hacer que cualquier ser humano o demonio se viera sumido en un flashback repentino. Su visión se cegaba por completo y quedaban inmovilizados por varios minutos, en un estado de trance. Necesitaba mucha concentración y mucha energía, y a veces incluso podía hacerlo con varias personas a la vez lo que resultaba realmente útil.

Fedora era una de las pocas que no podía hacer mucho en realidad. Ella podía ver todo lo que aconteciera en el momento preciso, pero no tenía ningún ataque ofensivo. Ella era como una espía en nuestro propio techo. Durante la batalla, tendríamos que cuidarla. Según Fedora, ver los planes de los demonios era difícil, puesto que su don era difícil de sintonizar con el infierno, pero hacia sus mejores esfuerzos.

Lo único que podía asegurarnos era que nos esperaba una batalla violenta y sangrienta. Y que Zander no planeaba regresar.

Eso era todo.

Por otro lado, Vice era un poco más efectivo. Vice era un joven de cabello color zanahoria, mejillas sonrojadas y ojos color verde. Tendría aproximadamente la misma edad que Damian, pero era un poco más sociable. Si se concentraba al máximo, podía al igual que Percival, transportarlos a su propio futuro, pero él podía transportarlos al momento exacto en que ellos, morían.

Era siniestro y escalofriante, pero Vice era un chico tan risueño que no me sentí intimidada.

Eider, su líder, además de poder hacer sin esfuerzo cada cualidad que sus alumnos podían aportar, ella realizaba espirales en el tiempo, que transportaban a los demonios a lugares en los que habían estado, o donde se iban a encontrar. De esta manera, Opal y yo podríamos curarlos.

Ese era un punto, que iba a abordar más adelante.

El equipo de Killian era por mucho, nuestra mejor arma. Ace era capaz de llamar a todos los animales cercanos al área de pelea, y aunque un animal no podía dañar a un demonio, si podía herirlo, o al menos distraerlo lo suficiente. Su dragón podía causar llamaradas de fuego inquietantes y su ave fénix era una pieza fundamental, pues también podía curar a los infectados.

Eso también lo explicare más adelante.

Monett por otro lado, mandaría llamar una tormenta atroz con relámpagos y rayos que nos ayudara para la pelea. Haría caer rayos, tornados, huracanes, erupciones del lado enemigo. Después de Zander y de mí, Monett era la guardiana más joven, así que no controlaba su don a la perfección, pero había estado practicando estos últimos días, y en realidad no era tan mala.

Damian llamaría a la tierra para que estuviera de nuestro lado. Hiedra venenosa, arenas movedizas, árboles frondosos, plantas carnívoras, hongos con gases mortales, haría de todo para disminuir el número de nuestros enemigos. No debía de subestimar a Damian, porque él era muchísimo más poderoso de lo que aparentaba.

Killian no podía estar más orgulloso de sus chicos. Entrenaban a diario, incluso el, y decía que estaban listos para la batalla.

Nosotros éramos un caso totalmente diferente.

Opal y yo ni siquiera podíamos pelear contra los demonios. Lisandro tampoco era de mucha ayuda. Él se limitaría a protegernos a Opal, Fedora y a mí. Nosotros cuatro nos encargaríamos de resguardar a las personas y ocuparnos de su protección. Los demonios eran cosa de los otros equipos.

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