Impresión.

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CAPITULO 45

ALEXANDRA

-¡La profecía no está!

-¡La tiene Zander! ¡Acabo de verlo!

-¡Hay que ir por el!

-¡No podemos alcanzarlo, ya casi...!

-¡Se dirige al infierno!

-¡Ya llego al infierno!

-¡No podemos ir tras el!

-¿Qué vamos a hacer?

-Estamos perdidos.

-¿Donde esta Catriel?

-Siempre supe que nos iba a traicionar.

Traicionar.

Traicionar.

Traicionar.

-Zander...-susurre, poniendo su frente con la mía-no vayas, quédate conmigo.

-Me quedare contigo-contesto besándome-siempre.

Me derrumbe en el suelo de golpe. Me puse de rodillas y trate de que mi respiración se normalizara. Nadie me puso atención, todos hacían planes, estrategias de hacer regresar a Zander, o traer de vuelta la profecía. Nadie contaba con esto. Ni siquiera Vice, el chico psíquico, hijo del mañana, pudo predecir esta traición. Los guardianes no pueden ejercer sus poderes con los otros guardianes, exceptuándonos a Zander y a mí.

Porque somos la muerte y la vida, el origen y el fin.

¿Zander porque hiciste esto?

Era la única que pudo haberlo sospechado, la única que sabía lo que Zander quería hacer. Pude haber avisado, pude haberles advertido pero ahora era demasiado tarde. El daño estaba hecho. Después de todo, ellos tenían razón.

Zander no era más que un mentiroso, un manipulador.

Y yo no era más que una estúpida y una inocente. ¿Cómo pude caer en su juego? ¿Cómo pude creerme cada palabra que él me dijo? ¿Siquiera me quería?

Ya no sabía que creer, todo lo que Zander representaba eran mentiras. Quería odiarlo, quería odiarlo como jamás había odiado a nadie pero no podía, y no sabía porque no.

Todas las conversaciones cesaron. El jardín estaba repleto por los guardianes, todos en grupos con sus respectivos líderes. Lisandro estaba con Opal y conmigo, pero ellos dos estaban enfrascados en una conversación en la que no quisieron entrometerme. A lo lejos estaban los dos grupos restantes y las gemelas se abrazaban la una a la otra, deprimidas. Zander no solo me había engañado a mí. Ellas también lo querían.

La puerta del castillo se abrió y todos y cada uno de los guardianes voltearon a verla. Se enderezaron y se acomodaron. Hice un esfuerzo por levantarme y me tambalee para acercarme a ver tanto alboroto. Mi mano se sentía vacía y en calma, faltaba el calor y la electricidad de la otra mano junto a la mía.

Una mano que probablemente había entregado las llaves del inicio del fin a un demonio.

Una luz blanca muy brillante ilumino todo el lugar. Entrecerré los ojos ante tal iluminación y por un momento pensé que iba a quedarme ciega. Pero de pronto, todas mis preocupaciones, mi furia, mis sentimientos de coraje, se esfumaron por completo. Me sentí en calma, en paz, segura y protegida.

La luz era cálida y reconfortante, pura y preciosa. Me quede hipnotizada por la belleza de esa luz y creí que era una estrella.

Poco a poco se fue apagando y dejo en su lugar a una persona.

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora