CAPITULO 47
ZANDER
El poder está en tus manos.
Todo lo que alguna vez anhelaste, al fin lo has conseguido.
El príncipe de la muerte.
El rey de los pecadores.
Poder.
Poder.
Poder.
Estoy enloqueciendo.
Estoy perdiendo el control.
Trataba de liberarme de las ataduras de Kalem. Eran demasiado fuertes, mis venas se marcaban en mis antebrazos y escupía sangre, enloquecido. Mis ojos estaban a punto de salirse de mis orbitas.
-Es por tu propio bien, Zander -repetía Kalem una y otra vez.
Me resistía. Gritaba y forcejeaba con todas mis fuerzas. Gritaba tanto que mis pulmones se quedaban sin oxígeno y mis gritos ahogados eran silenciosos. Las cuerdas no podían herirme, pero sí que me sujetaban, me lastimaban, sentía que se incrustaban en la carne. No podía liberarme.
Tenía que liberarme.
Deja de moverte.
Eres un imbécil.
Todos se inclinaran ante tu grandeza. ¿No es eso lo que siempre has querido?
Poder absoluto.
Aclamaran tu nombre.
No podía darme por vencido. Mis fuerzas estaban flaqueando y una oscuridad se cernía sobre mí, como un velo color negro. Me estremecía de pavor y luchaba contra esa venda invisible. No podía perder esta guerra. Esta guerra contra mí mismo.
-Zander, no lo hagas más difícil-decía Kalem en algún lado de la habitación-si dejas de resistirte será más rápido.
La sangre se me espesaba en mis labios y me ahogaba. Sentía que me estaba muriendo, aunque sabía que Kalem no me estaba matando. Pero prefería la muerte a eso que me estaba haciendo.
-Solamente quiero que vuelva mi soldado estrella-me tranquilizaba-el antiguo tú. ¿Acaso tú no lo quieres?
¿Si quería que regresara ese Zander? Yo detestaba a esa persona. Esa persona seguía siendo parte de mí, y lo seguiría siendo por siempre, pues las voces no se iban de mi mente por más que lo intentara. Alexandra era la única capaz de ahuyentarlas pero ella no estaba aquí y agradecía al cielo por eso.
-No....puedo....-un grito interrumpió mis lamentos-...ella....
-Alexandra se ira de tus pensamientos-contesto Kalem-¿no es eso lo que quieres?
No podía pensar con claridad. Lo único que sentía era un dolor y una agonía tan fuertes, que me desequilibraban por completo. Solo me hacían querer morirme para dejar de sentir este dolor tan atroz. Una parte de mi mente, una minúscula parte de mi cabeza me decía que si dejaba de resistirme, todo ese dolor se iría, y me curaría. Dejaría de doler.
Pero no podía. No podía darme por vencido.
Alexandra era todo lo que tenía. Todo lo que necesitaba.
Todo lo que amaba.
-¿Ella lo vale Zander Lane? ¿Ella vale este sacrificio?
-...la...amo-murmure con todas mis fuerzas-la...amo...y...no...quiero...perderla.
-¡Deja de lastimarte a ti mismo!
-...no...
-¡BASTA! ¡SOLO CIERRA LOS OJOS MALDICION!
-¡LA AMO!...-me estremecí de una descarga de dolor que me recorrió todo el cuerpo, mis ojos se pusieron en blanco- ¡LA AMO MAS DE LO QUE QUIERO ESTO! ¡ELLA LO ES TODO! ¡TODO!
Kalem se acercó lentamente a mí. Me movía con menos fuerza, pero aproveche estos últimos minutos para pensar en ella.
Era todo lo que tenía. ¿Qué no lo entendía? ¿Cómo matarla, como pensar siquiera en esa alocada idea? ¿Cómo olvidarla? Preferiría que me hicieran esto a diario. Lo preferiría mil veces.
Se convirtió en mi debilidad, en mi talón de Aquiles.
-Alexandra, te amo-susurre en voz tan baja, que dude haberme escuchado a mí mismo.
Kalem cerró mis ojos y deje de moverme. Las voces se cernieron sobre mí y todo se puso negro.
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Nightmare
FantasyHace mucho tiempo, dos grandes deidades nacieron. Una guardiana de la vida y un guardián de la muerte. Ambos vivos en cuerpos mortales, sin conocimiento de quienes eran, ni de donde vinieron. El destino ya estaba escrito. Jamás se encontrarían en su...