Adrenalina.

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CAPITULO 4

ALEXANDRA

Justo cuando termine de tocar, todo el público estallo en aplausos y felicitaciones. Agradecida y un poco cohibida, me ruborice y trate de responderles sus cumplidos con agradecimientos. Mi estuche estaba lleno de dinero y suspire satisfecha. Amaba mi trabajo.

-¿Por qué no me dijiste que tocabas tan bien?-me pregunto Robert, asombrado.- ¿Sabes? No me dices muchas cosas.

Solté la risita tonta mientras me encogía de hombros.

-Es que no toco demasiado bien. Solo bien. ¿Por qué presumir algo que no es verdad?

-¿Algo que no es verdad?-repitió sarcásticamente- ¡Tocas precioso Alexandra!

-Gracias-repetí rodando los ojos-me encanta tocar-suspire-cuando lo hago, me olvido de todo. De todos los problemas, inseguridades…sonara raro, pero cuando toco siento que soy yo-sonreí-soy yo, sin ningún disfraz ni nada que se le parezca.

-¿Sabes algo? No suena para nada raro-comento Robert viéndome con un brillo en los ojos-te comprendo más de lo que crees. Esa canción reflejaba todo tu ser, era…fue como si pudiera observar tu alma. La cual es preciosa.

Me ruborice y baje la mirada. No estaba acostumbrada a que otra persona ajena a la familia me elogiara, excepto Chloe. Menos un caballero. Voltee a verlo de reojo y el también se veía incomodo.

-Bueno…-murmuro-¿si tocas tan bien como es posible que no lo hagas en un teatro de la ciudad?

Hice una mueca mientras volteaba a verlo.

-Ya te dije que no toco muy bien, y para tocar en un teatro debo tocar perfecto-suspire-ese es mi mayor sueño. Tocar en un teatro…lleno, con mi familia en primera fila, e interpretar una canción…-mis palabras se perdieron con el anhelo de mi sueño.

Robert me miro, compasivo y se quedo viendo a la nada por un largo tiempo. Fruncí el ceño, quizá lo había hartado de mis quejas.

-¿Robert?

El sonrió, y volteo a verme.

-Alexandra…como tu cumpleaños fue la semana pasada y no te regale nada…-hizo una pausa y ensancho su sonrisa-se como recompensarlo.

-¿Recompensarlo?-repetí confundida-pero no tienes nada que recompensar…

-Tengo un amigo. También amigo de mi padre, el señor Kendall Frost. Que casualmente es dueño del teatro que está un poco más al norte de la ciudad. Están buscando a una violoncelista para que interprete un par de canciones con la orquesta que tiene, ya que su integrante está enferma. Alexandra, ¿te gustaría tocar con ellos?

Abrí los ojos lo más que mi rostro podía. Mi mente no podía procesar sus palabras, no podía. Era imposible, un sueño, no, un sueño sería más creíble que esto.

-¿Es una broma?-le pregunte sacando todo el aire que retenía.

-No-negó con la cabeza-en absoluto. Tocaran esta misma noche. Podría avisarle al señor Frost que conseguí a una violoncelista, y a una extraordinaria por cierto.

-¡Oh por dios!-exclame con lágrimas en los ojos.

-¡No llores!-murmuro Robert y me abrazo tratando de consolarme. Entonces deje de llorar y lo rodee con mis propios brazos, sonriendo y riéndome con fuerza.

Robert me abrazo más fuerte y mi mente retrocedió muchos años atrás. Cuando trepaba arboles y me caía. Robert siempre acudía, y se asustaba más que yo. Entonces me abrazaba con esos cálidos brazos suyos, y yo recargaba mi cabeza en su hombro. Tantos años sin verlo…me sorprendí a mi misma descubriendo que lo había extrañado.

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora