CAPITULO 53
ZANDER
Los demonios se encontraban peleando y yo los veía desde mi posición. Jugaba con mi daga y la hacía bailar entre mis dedos. Debo confesar que me hubiera gustado practicar con ellos, pero todo lo que ellos hacían, yo lo había aprendido muchos, muchos años antes en peleas clandestinas.
La corona que Kalem me había proporcionado me incomodaba un poco, sin embargo no me la quitaba. Me gustaba verme en el espejo, y reconocer que era un príncipe. Yo era el príncipe de la muerte y todos debían de obedecerme.
No conocía sentimiento más placentero que ese.
Faltaban dos días para la pelea. Los soldados estaban más que preparados. No había vuelto a sentir ese dolor en el pecho y me sentía bien al respecto. Quizá solamente había sido un malestar pasajero.
Baje a las mazmorras sin avisar a nadie. Las gemelas estaban encerradas, con cadenas encantadas con magia demoniaca. Ellas no podían hacerme daño.
Cuando baje, el aroma me abofeteo en cuanto di una serie de pasos. El estado en el que las hermanas se encontraban era miserable. Estaban sucias, con costras y heridas que no querían sanar. Sus manos estaban atadas y me parecía increíble que todavía siguieran con vida. Bueno, eran inmortales, había muy pocas cosas que podían matar a un ser inmortal.
-Buenos días-las salude mientras me recargaba contra la pared-¿siguen vivas?
La de cabello corto- creo que se llamaba Harley- volteo a verme.
-¿Vienes a burlarte de nosotras?
-En realidad no-me enderece-vengo a sacarlas de aquí.
La otra bruja levanto la cabeza con los ojos iluminados.
-¿Zander, conseguiste recordarnos?
Maldije.
-¿Cuántas veces tengo que repetirles que me llamen por "su majestad"? Tienen suerte de que este de buen humor, si no ya saben las consecuencias.
Harley bajo la cabeza, deprimida y yo abrí las cadenas. Las gemelas cayeron al suelo completamente adoloridas y moribundas. Me daban asco.
-Serena me pidió que las sacara de las mazmorras-les aclare-ella hablo ayer en la noche con Kalem y conmigo y nos recordó que podrían sernos de mucha ayuda en nuestra batalla de pasado mañana. Vayan a vestirse y a alimentarse. Necesitan estar fuertes.
Levante a cada gemela con un brazo y las estrelle con fuerza en la pared, causando que guijarros se desprendieran del techo.
-Escúchenme bien las dos-les dije en un siseo-si me entero, que ustedes intentan escapar del palacio, las torturare. Hare que imploren por que las asesine, les infringiré tal dolor y tan agonía que querrán desear jamás haber nacido, ¿entendido?
Ellas asintieron, mudas y las deje caer.
-Fuera de mi vista.
Ambas corrieron tambaleándose fuera de la cárcel. Yo me senté en el suelo y me quede solo. Pensando acerca de la guerra y pensando acerca de lo que pasaría si nosotros llegáramos a perder.
Entonces, la luz de la luna ilumino una parte de las mazmorras que no había divisado. Me levante, aturdido y me dirigí al lugar, que el haz de luz apuntaba.
Pintadas sobre la roca, se encontraban cinco espadas. Cinco espadas delineadas a toda prisa por una mano veloz. Las toque con mi mano, solo para asegurarme de que esos dibujos eran reales. Y sí que lo eran.
ESTÁS LEYENDO
Nightmare
FantasyHace mucho tiempo, dos grandes deidades nacieron. Una guardiana de la vida y un guardián de la muerte. Ambos vivos en cuerpos mortales, sin conocimiento de quienes eran, ni de donde vinieron. El destino ya estaba escrito. Jamás se encontrarían en su...