Be Mine, Dear [Omegaverse]

Capítulo 31

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Kuroo se sentó obedientemente sobre una esquina del sofá, la cabeza gacha y las manos sobre las rodillas, apretando espasmódicamente de vez en cuando. Estaba bien, en realidad estaba conservando muy bien la calma, estaba súper tranquilo, fresco y revitalizado después de una larga, muy larga, ducha, así que estaba lleno de vida, estaba bien, estaba bien, perfectamente, estaba muy bien, pero tal vez se quería morir, no podía ser posible, no podía ¿Verdad? No, no podía.

Por favor.

— Me alegra saber que tú salud...

— ¿Cómo llegaste aquí? — pregunto rápidamente, era claro que el silencio no podía prolongarse por más tiempo, así que no tenía más remedio que comenzar primero — ¿No sé suponía que deberías estar trabajando? Escuché de nuestro padre que estabas de viaje o algo así, dijo que era muy importante.

— Por supuesto, pero casi es tu cumpleaños y decidí pasar a ver cómo te estaba yendo ya que tú hotel me quedaba de camino — ella cruzó las piernas y suspiró — La seguridad en este lugar es increíblemente estricta, tuve que hacer muchos movimientos para comprobar que estamos emparentados...no es algo malo, protegen a sus huéspedes y empleados, y eso me reconforta, pero estaba terriblemente agotada para cuando terminé.

— ¿Así que decidiste entrar sin avisar siquiera? ¿Cómo abriste la puerta? No puedo creer que...

— No puedo creer que me dejaras esperando afuera por casi media hora, Tersurō — atacó ella, cruzándose de brazos, la barbilla en alto — Estaba empezando a preocuparme que algo te hubiera pasado hasta que entré y me di cuenta de que...

— ¡No! ¡No! ¡No! — se cubrió la cara con las palmas de las manos y gimió con angustia, con vergüenza, con el deseo intenso de que se abriera un agujero y lo tragara para siempre — ¡Basta! No tienes que, no...

Kuroo reprimió un grito en su corazón, uno lleno de vergüenza. Si lo hizo, maldita sea, pero no era su culpa, realmente no lo era. Acababa de tener ese tipo de acercamiento con Tsukishima, uno mucho más intenso y ardiente de lo normal, uno que casi lo había hecho perder la cabeza y no había manera de que pudiera mantener la calma. No habría sido un ser humano si hubiera podido mantener la cabeza fría después de eso.

Tsukishima estaba tan bonito, fue tan fragante y no lo detuvo ¡Él no lo había detenido! ¡Maldita sea! ¿Cómo podían esperar que no perdiera la cabeza con eso? Eso era demasiado pedir cuando recibió el calor más dulce, el más pasional y fue capaz de darse cuenta de que los dos eran iguales, que sentían y ansiaban lo mismo...que la persona que era tan preciosa para él confiaba.

Que tenía su confianza y afecto hasta tal punto ¿No era algo maravilloso?

— Tersurō, estoy aquí — chasqueó los dedos y el moreno echó el cuerpo hacia atrás por el impacto repentino — ¿Que rayos...? Entiendo que eres un adulto, ya no voy a hacer más comentarios al respecto, pero...como tú hermana mayor, no puedo evitar querer pedirte que cuides mejor de tu cuerpo; ya no eres un adolescente hormonal, así que hacer este tipo de...

— No — agitó la cabeza y emitió un suspiro áspero, era un malentendido, pero lo que pasó entre Tsukishima y él era demasiado íntimo y suyo. No podía hablar al respecto, así que no había otro camino — ¿Dices que estás aquí para comprobar que este bien? Estoy en una pieza, tal y como puedes ver ¿Cómo es que no puedes creer que puedo manejar mi propia vida? No soy un niño.