Capítulo 9

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>3< Actualización >3<

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El paisaje era exactamente el mismo que Kuroo conocía, la clara luz del sol cayendo gentilmente sobre arbustos y macetas de flores tan brillantes y hermosas como la primavera, algún árbol pequeño, matorrales podados con elegancia, sencillos y al mismo tiempo vistosos, enredaderas de flores fragantes, de campanas que se agitaban y caían en una cascada de color sobre la blanca e inmaculada estructura en el centro. Lo recordaba como si fuera ayer, como pasaba la mayor parte del tiempo revoloteando por aquí cuando era pequeño, como se escabullía y exploraba, jugando con la tierra y pretendiendo ser un jardinero, cortando flores como un loco, con toda la ilusión de su corazón para regalárselas a su madre.

Era su lugar más preciado, el lugar que mejor conocía, que más le gustaba y también el sitio al que corrió por primera vez cuando estaba buscando a su madre. Esta vez también con el corazón tan apretado que dolía, con miedo a la ilusión y el aliento contenido, con el temor constante de que la misma imagen vacía fuera lo que se presentara ante sus ojos una vez más.

— Correr por la casa no es apropiado, Tetsurō...si te caes puedes lastimarte o lastimar a alguien más — suspiró, esa persona suspiró, la misma cuya figura había estado extrañando todo este tiempo. La misma voz, la misma sonrisa, el mismo cabello oscuro un poco más blanco ahora y los ojos grises que lo miraban con cariño — Mira tú frente, está toda llena de sudor y...

— No, no, espera...voy...voy a ir rápido, no te levantes...no te esfuerces — jadeó y avanzó con zancadas grandes antes de que su moreno padre se levantara por completo. Muy rápidamente, estaba feliz, lo preocupaba mucho — ¿Cómo estás? ¿Te duele algo?

— ¿Parece que me veo mal?

El hombre grande que se arrodilló sobre el césped y tomó las manos delgadas de su madre entre las suyas negó con la cabeza. Su madre siempre va a ser el más lindo del mundo, pero estaba preocupado, estuvo muy preocupado todo este tiempo. No lo podía culpar ¿Verdad? Ni se podía enojar con el ¿No? No trataba de decirle cosas malas, solo se preocupaba, así que no pudo evitar querer comprobarlo todo, sus manos suaves, su temperatura, que su aroma aún era gentil y suave, que su piel seguía siendo muy blanca y pura, que no había ojeras debajo de sus ojos, que no hubiera perdido peso y que no pareciera cansado.

Necesitaba saberlo todo, tenía que comprobarlo bien.

— ¿Qué tal si te sientas primero? ¿No quieres tomar el almuerzo conmigo? Mira, la mesa ya está servida con los platos que más te gustan.

— Oh — asintió, no dejó de mirar a su madre mientras se movía y acomodaba sobre la silla. Ojos llenos de preocupación y al mismo tiempo de alivio por esos ojos brillantes y llenos de vida.

— ¿Las cosas han ido bien mientras no estaba?

— Si, pero tienes que saber que mi hermana me trató muy mal mientras no estabas, te mantuvo oculto y ni siquiera me dejó llamarte una sola vez ¿Puedes creerlo? También...

Kuroo gruñó y negó, no debería porque ya era un adulto y siempre quiso que su madre lo viera como alguien muy genial y confiable, pero era muy injusto. Si, era tan injusto que todo lo que quería en este momento, todo lo que pensó en hacer después de comprobar la condición de su madre era despotricar y quejarse todo lo que pudiera con la injusticia que había vivido, porque no estaba bien, fue algo muy malo y muy vil que todos excepto él supieran que estaba sucediendo.

Be Mine, Dear  [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora