Be Mine, Dear [Omegaverse]

Capítulo 39

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El clima no era particularmente bueno, sin embargo tampoco parecía ser malo. Las nubes flotaban sobre el cielo azul intenso y se arremolinaban de vez en cuando, espacios de luz y sombra que caían sobre la yerba fresca a través de la ventana, parecía más fría que fresca después del aguacero de ayer y no era particularmente atractivo, sin embargo los ojos de Tsukishima, su mirada persistía sobre el monótono panorama aun cuando había una persona llamando insistentemente a su lado y solamente volvió su atención cuando la temperatura de su mano se volvió más ardiente y pesada.

— Kei — susurró. Los ojos del rubio se movieron a la mano que sostuvo la suya debajo de la mesa y subieron lentamente del suelo a los cálidos ojos que lo miraban con inquietud.

— ¿Si?

Kuroo sonrió de manera complicada, sus ojos se movieron discretamente sobre las cuatro personas que hablaban educadamente también en la mesa y se permitió bajar un poco la cabeza en dirección al rubio para murmurar con cuidado — ¿Hay algo mal? Te noto un poco distraído ¿Estás incomodo?

— ¿Yo? Oh, no, no sucede nada.

— ¿Estás seguro?

— Si.

Pero no parecía que fuera el caso. Kuroo, que siempre estaba observando a Tsukishima y creía conocer la mayor parte de sus gestos sintió dudas. Tal vez estaba incómodo, sus padres estaban reunidos, se saludaron con cortesía y sostenían una conversación muy cortes y tranquila en una sala muy elegante y agradable. El aroma del te era fragante, relajante, sin embargo no cambiaba la ligera tensión que llenaba el lugar.

Kei también lo podía sentir ¿Verdad? El rubio era una persona muy sensible, debía ser muy sofocante para él.

— ¿Que estás tratando de hacer?

La mano de Kuroo fue sujetada antes de que el dorso pudiera golpear la taza frente a él. Sonrió con vergüenza, quería aliviar un poco la tensión, encontrar una excusa para salir y llevar a Tsukishima consigo — Bueno...si es una mancha pequeña...seguro no importará ¿No?

— ¿En serio?

Sonrió con vergüenza, Kei lo miró como su fuera absurdo, sin embargo también dibujó una sonrisa pequeña en sus labios. Finalmente, no había sonreído ni siquiera cuando estuvo aquí y saludó a sus padres. Era un alivio, Kuroo estaba muy feliz, así que tomó la mano que lo sujetaba y le besó el dorso, luego apoyó esta sobre su mejilla, se inclinó y...

— Los dos niños de ahí — alguien carraspeó, un hombre terriblemente frío vistiendo un par de anteojos muy elegantes. Lo miró con los ojos entrecerrados, no, no precisamente a él, sino a la mano que sostenía la barbilla de su pequeño y dulce hijo como si fuera una horrible aberración — ¿La conversación de los adultos es demasiado aburrida?

Kuroo respondió con un "Oh", también carraspeó con vergüenza. No se había dado cuenta, no, se había olvidado por un momento de que no estaban los dos solos aquí. Que torpe, estaba esperando que sus acciones no arruinaran el ambiente, tenía esa esperanza cuando volvió a acomodarse. Fingía que no pasaba nada, sin embargo nadie le estaba ayudando y, en su lugar, el silencio se volvió muy incómodo y vergonzoso.

— Disculpe, señor, yo...— miró al rubio menor — Me estaba...en realidad, me estaba preguntando si nos...me permitirían invitar a Ke...— apretó los labios a la mirada fría que lo apuñaló repentinamente ¿Palabra equivocada? No, lamentaba esto, pero para Kuroo no lo era en absoluto. A él le encantaba presumir lo cercano que era a su pareja y esto no lo iba a detener — El jardín es hermoso y me preguntaba si Kei y yo podíamos salir a caminar un momento.