Be Mine, Dear [Omegaverse]

Capítulo 67

>3< Actualización >3<

.

.

***************

El sol estaba brillando con fuerza afuera, el cielo era de un intenso azul, despejado y deslumbrante como la joya más hermosa. El canto de las aves fuera de la ventana era dulce y alegre y destacaban sus colores en una elegante danza que denotaba su alegría. Era muy bonito. Las hojas de los árboles se agitaban con gentileza, las flores eran vivas y preciosas, cada día más orgullosas de su belleza y Kuroo, él, estaba viviendo los días más preciosos y felices de toda su vida.

— Aquí hay un poco más, es el último bocado y estará terminado ¿Bien? — Kei se inclinó con cuidado hacia él, sostenía una cuchara en la mano, la otra le tomó la mejilla con dulzura; su mirada eran tan bonita, tan dulce en la seriedad que cubría ese dorado precioso que quiso abrazarlo y besarlo con todo su corazón — No tienes que saborearlo si no te gusta, pero debes comerlo todo ¿Lo entiendes?

Kuroo asintió con una mirada llena de calor, casi automáticamente y sin pensar en nada más que lo dulce que era el aroma de la belleza a su lado. Era su corazón y su alma, era su mundo entero y sintió que le daría todo, que podía hacerlo todo, sin importar nada, siempre que él se lo pidiera. Cualquier cosa y que no podía ser mejor, que nada podía saber mejor.

— Ahora en poco de jugo, este es tu favorito...está fresco.

— ¿Lo hiciste tú?

— Lo hice.

— ¡Que alegría, bebé! Gracias por cuidarme tanto.

Kei asintió con una sonrisa preciosa y tímida. Estaba un poquito sonrojado, a Kuroo le gustaba mucho la manera en la que se mordía los labios sin darse cuenta porque estaba muy concentrado, como sus dedos lo tocaban con tal cuidado, lo preocupado que se veía por él, como sus ojitos estaban atentos y lo miraban solo a él...como agitaba su corazón de tal manera que apenas podía soportarlo.

— Bien, está terminando — Kei sonrió, comprobaba con orgullo los platos vacíos sobre la mesita, mientras recogía con cuidado — No fue tan malo ¿Verdad? Este tipo de menú es el mejor para reponer la sangre, el médico...

— ¿Qué pasa con el postre?

Kei lo miró, ladeó la cabeza y puso los ojos en blanco, no había postre — Estoy seguro de que antes dijiste que los dulces no...

— Beso, me gustaría un beso ¿Me lo das? — Kuroo agitó las pestañas como un niño coqueto y tomó la mano de Kei para depositar un beso sobre su palma — Lo hice muy bien y no me quejé esta vez ¿No? También fui bueno y te di toda la comida chatarra que Bokuto me trajo en secreto ¿Verdad? También le dije que dejara de traerla, no va a volver a pasar, te lo prometo.

Volvió a agitar las pestañas y los labios de Kei se apretaron ¿Si? ¿Si? Si ¿Verdad? El corazón de Kuroo se agitó al sonrojo tan bonito en las mejillas del rubio y saltó a su tímido asentimiento. Casi no pudo contener las ganas de tirar de él con fuerza y sujetarlo apresuradamente. Esperó con paciencia, se humedeció los labios con la punta de la lengua, contuvo el aliento y liberó todo el calor en su pecho tras el primer contacto dulce.

Le mordió los labios, tiró de la estrecha cintura del rubio y respiró con pesadez. Había sido mucho desde que estaba conteniéndose, días tan solitarios y tristes que parecían una mentira frente a este calor. Lo quería tanto, un suspiro y se volvía loco, un estremecimiento más, su nombre ser susurrado tan tiernamente y ya no había salida