Capítulo 44

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>3< Actualización >3<

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Los días se estaban volviendo cada vez más fríos a medida que el invierno se acercaba, el aire era impetuoso, un poco cruel y desconsiderado, sin embargo las noches no podían ser más tranquilas o el cielo más brillante, era tan agradable y él no podía sentirse más acogedor y cálido en los brazos que lo sostenían cómo si fuera la criatura más preciosa que existe.

— Supongo que tú padre todavía no está en casa — Kuroo le tocó la mejilla, unió sus labios en un toqué pequeñito y lo miró con una sonrisa complicada en el rostro.

— Ha sido uno de sus viajes más largos, escuché que es un asunto difícil de tratar...dijo eso cuando se lo pregunté, pero también debería estar volviendo en un par de días, la compañía todavía lo necesita.

— Supongo que los negocios suelen ser así, hay...a veces hay problemas, pero no creo que quiera dejar a su hijo favorito solo por tanto tiempo ¿No crees?

Kuroo se rió. Tsukishima puso los ojos en blanco y frunció los labios, su padre estaba teniendo un comportamiento muy vergonzoso, pero quizá le gustaba más así. Fue capaz de quedarse en el departamento de Kuroo por varios días con el pretexto de molestarlo desde que salió así y se dio cuenta de que no fue difícil que ese espacio se sintiera también suyo, aunque su madre pensara que su comportamiento estaba siendo muy indecente.

En realidad confiaba en que fuera así, de esa manera ella podría tener mucho más que contar a su padre.

— Cariño ¿No van a entrar? Afuera está haciendo frío y es malo para tu salud.

El rubio volteó, ahí estaba ella. Envuelta en un chal amarillo, asomó la cabeza con cuidado y su delgado cuerpo emergió con elegancia. Los miraba con gentileza, quizá también con un toque de preocupación.

— Si quieren hablar pueden hacerlo dentro, haré que preparen un poco de chocolate ¿Cenaron ya? De lo contrario también puedo pedir que sirvan la mesa.

— No, estamos bien, cenamos antes de volver — miró a Kuroo. Quería que entrara y se quedara, pero tampoco podía olvidar que tenía trabajo que hacer. Un Omega debería ser más comprensivo ¿Verdad? A un Alfa no le gustaba alguien que era exigente, así que...

— ¿Está bien si voy dentro un rato? Todavía es temprano y...— enganchó el dedo meñique al suyo y sonrió — Espero no ser una molestia.

— Oh, no, por supuesto que no — la rubia sonrió con las mejillas rosadas — Eres el prometido de mi Kei, es natural que quieras pasar todo el tiempo posible con él — se apartó de la puerta con una risita alegre — Adelante, Akiteru también está en casa, le va a encantar hablar contigo.

— Gracias, prometo que no voy a tomar mucho de su tiempo.

— Ah...— sujetó la mano de Kuroo antes de que este diera un paso más. Lo miró, el rubio bajó la cabeza un poco vacilante y finalmente preguntó — ¿Está bien? Tu trabajo...

— Está bien — le besó rápidamente en la frente, envolvió sus dedos juntos y lo empujó con gentileza a su lado — Pareces tan triste con la idea de dejarme ir ¿Cómo podría mi corazón dejar que sufrieras?

Se rió. Tsukishima se sintió indignado porque esa excusa era las más molesta y ridícula qué había escuchado en toda su vida, sin embargo estaba feliz. Él sabía. Sonrió. Le gustaba, podría tratar de ser todo lo considerado que quisiera, podría mentir y tratar de engañar porque sabía que era bueno en eso, pero Kuroo siempre lo vería de alguna manera, lo que quería, lo que sentía y actuaría siempre de una manera que abrazaría tiernamente su corazón.

Be Mine, Dear  [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora