Be Mine, Dear [Omegaverse]

Capítulo 56

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— Lo recuerdo...— el murmullo de una voz apagada y somnolienta se dispersó en medio de la silenciosa habitación — Esta vez...

Lo había conseguido después de varios días confusos, pero ¿Que se suponía que era eso? Frunció el ceño ¿Era un perro? Claramente había tenido un sueño similar antes, esa cosa enorme persiguiéndolo como loco otra vez; pelaje negro y ojos tan dorados y aterradores que claramente Tsukishima quería evadir a como diera lugar. Esa cosa no podría tener buenas intenciones ¿No? Así que nadie debería haberlo culpado por hacerse a un lado en el instante en el que se abalanzó sobre él.

Fue todo un éxito ya que lo hizo en el momento indicado, pero no tenía idea de en qué momento había aparecido una pared en este enorme espacio en blanco. Obviamente no tenía sentido y fue más absurdo ver a ese perro grande, que había colisionado con esa estructura imposible, acurrucarse y llorar amargamente, de una manera tan ruidosa y triste que Tsukishima empezó a pensar, después de catalogarlo como absurdo y patético, que era un poquito lamentable.

Tampoco sabía en qué momento lo había dominado la compasión. Tal vez solo estaba tratando de jugar y no de comérselo antes después de todo, podría ser que hubiera actuado precipitadamente. Le dio un poco de pena, así que fue ahí y le regaló unas cuantas palmaditas como consuelo. Nunca habría podido saber que el llanto de esa criatura solo se haría más lamentable y enérgico después de eso ¿Qué le pasaba? ¿Qué quería? Debería haber sabido que no tendría sentido porque solo era un sueño, pero no fue capaz de contener su asombro cuando ese perro escandaloso comenzó a encogerse lentamente.

¿Se estaba deshidratando? ¿Se deshidrató? Qué rayos, que absurdo. Entonces se volvió una cosita más lamentable y frágil que solo podía acurrucarse en una bolita oscura y sollozar débilmente, y a Tsukishima le dolió un poco el corazón, por lo que lo tomó del suelo y lo sostuvo después de dudar un segundo. A penas pesaba entre sus brazos, se encogió con cuidado, se acurrucó y frotó, sus grandes ojos lo miraron con inocencia. Su corazón se llenó de dulzura, entendió que el calor en su pecho era ternura y lo arrulló con cuidado.

Como si fuera un pequeño bebé tierno y frágil, tan bonito, tan dulce.

— Un bebé ¡Oh! Sí, estoy...— se cubrió los labios con las puntas de los dedos, su rostro se volvió pálido en un instante y se sonrojó con fuerza al segundo siguiente.

Se apoyó una mano sobre el vientre plano y su estado de ánimo se hizo más complicado, más irreal, incluso si tenía que admitir que era real después de todo.

— ¿Tienes náuseas otra vez?

Miró a la persona que lo miraba con preocupación desde el portal de la puerta. Sostenía un vaso lleno con agua, se acercaba con cuidado en su dirección.

— ¿Necesitas que te traiga él...?

— No — Tsukishima suspiró profundamente y se sentó lentamente, Kuroo apoyó una almohada rápidamente contra su espalda y la aplanó con diligencia — Creo que hoy está bien.

— ¿Seguro? No tienes que forzarte a soportarlo.

Tsukishima negó con la cabeza, era mucho mejor desde que volvió a quedarse con Kuroo y al mismo tiempo tampoco lo era — ¿Vas a salir tan temprano? — la mirada inquisitiva de Tsukishima se dirigió a la agradable vestimenta del moreno y no pudo evitar fruncir el ceño.