ㅤdo i wanna know?ㅤ★ㅤbakugo katsuki !

ocho

OCHO
deku

    El tiempo pasó. Su calificación en el trabajo que hicieron Shiori y Katsuki juntos fue la mayor del curso igualando al trabajo que Midoriya hizo solo. Las vacaciones llegaron y Shudai no habló mucho con Bakugo además de unos pocos mensajes, al igual que con Izuku, que si él no le escribía un mensaje de buenos días la chica se olvidaba de él. Su hermano había estado de visita todos los fines de semana, pero ella estaba sola toda la semana. Quiso preguntarle varias veces a Katsuki para salir a comer algo, pero siempre pensó que el chico le iba a rechazar la oferta. También quiso preguntarle a su compañero pecoso, pero le daba algo de vergüenza. Y por culpa de eso, las seis semanas de vacaciones pasaron sin ella hacer algo productivo, y ya llegaba su último año en la escuela media.

    —Shudai —Midoriya le sonrió tímidamente cuando la vio entrar al aula.

    —¡Hey, Midoriya! —exclamó como saludo, agitando su mano animadamente—. Hoy me levanté con buenos ánimos.

    —Me pude dar cuenta de eso —el chico rio suavemente, y Shiori le siguió con una risa un poco más escandalosa.

    —¡Te traje galletas! —dijo, dejando la pequeña bolsa en las manos del chico—. Las hice ayer con mi hermano. Quedaron buenas.

    —Como siempre —sonrió con las mejillas algo sonrojadas—. Uhm... ¿También le hiciste a Kacchan?

    —¡Sí! Sé que a él le gustan mucho, aunque no lo quiera admitir —ella sólo sonrió al decir eso, sin darse cuenta que la expresión de Izuku cambió levemente, poco notorio—. ¿Por qué?

    —P-Por nada —negó con la cabeza mientras se rascaba la mejilla.

    —Mhm, bueno. ¿Sabes que- —no terminó lo que iba a decir cuando vio entrar a Katsuki, por lo que decidió ir a saludarlo sin darse cuenta que había dejado a Izuku solo—. Hola, Bakugo. Estás más alto.

    El cenizo la miró con una ceja alzada.

    —Tú estás enana —contestó mientras sonreía de manera arrogante, dejando sus cosas en su asiento—. ¿Qué eres, un tubérculo?

     —¿Tubérculo...? —cuestionó la chica sin entender—. No entiendo, ¿los tubérculos no crecen bajo la tierra?

    —Exacto. Eres un tubérculo, creces para abajo —respondió el chico mientras reía. Shiori no dijo nada ni se rio, sólo observando como él reía.

    —No me causa gracia tu chiste de nerd —habló la chica mientras se daba la espalda y caminaba hacia su asiento, ignorándolo.

    —¡Oye! ¡El nerd es Deku, no yo! —escuchó como gritaba. Shudai no contestó, pero se encontró confundida ante lo que dijo Katsuki.

    «¿Quién es Deku? ¿Deku acaso no significa inútil?» se preguntó la chica, volteando a ver a su compañero de asiento.

    —Midoriya, ¿sabes quién es Deku? —cuestionó Shiori, confundida—. Sabes que soy nueva y no conozco los nombres de todos. Bueno, en realidad me sé sólo los de Bakugo y tú. Y él hace rato llamó a ese tal Deku nerd, ¿sabes quién es?

    —Eh... —el chico pareció no saber qué decir, y Shudai notó como tragaba saliva y se ponía nervioso. La adolescente frunció el ceño al notar aquello, pero esperó por la respuesta del peliverde.

    En cambio, Midoriya Izuku se pensó muy bien que decir. Esa simple pregunta por parte de Shiori le hizo saber que ella no estaba al tanto de absolutamente nada de lo que pasaba en su salón de clases. No estaba al tanto de que el chico que fue a su casa por tantos días para un trabajo escolar lo trataba mal desde hace muchos años, y no sólo él. Shudai Shiori, la chica nueva en la Secundaria Orudera, era tan distraída y despistada que no sabía para nada el infierno que vivía Izuku en su día a día. O bueno, también existía la posibilidad de que a la chica ni siquiera le interesara lo que pasara ahí, por lo que también sería una razón por la que no sabía nada.

    Y entonces recordó que Shiori se llevaba bien con Katsuki, su mejor amigo de la infancia y también la persona que más daño le ha hecho a lo largo de su vida. La persona que lo molesta por ser diferente a los demás. Y en cambio Shudai a pesar de saber eso lo trataba igual que a todos. Pero el propio Midoriya sabía que a Bakugo también le agradaba Shudai. Izuku lo conocía perfectamente, y sabía en qué momento decir cuando al cenizo le agrada alguien y cuando no. Sabía que Katsuki y Shiori eran amigos a pesar de que al chico no le gustaran esas etiquetas, pues él mismo sabía que si Shudai se esforzaba podría llegar a alcanzar su mismo nivel, y a pesar de eso, Bakugo Katsuki no veía a Shudai Shiori como una rival, si no como una aliada, ya que vieron su potencial al trabajar juntos.

    Midoriya notó cada parte de eso. Se preguntaba el porqué Shiori le agradó a Katsuki sin siquiera haberlo intentado, cuando Izuku hacía de todo para que él lo dejara de molestar. No se sentía celoso, si no confundido, pero también tenía que admitir que se sentía algo aliviado de que su mejor amigo se llevara realmente bien con alguien, pues sentía que en algún futuro si Shudai se lo propone, ella podría sacar la mejor versión de Katsuki.

    —N-No sé quién es —respondió intentado fingir que no estaba temblando por los nervios de haberle mentido a la primera chica que lo trató como tal por no tener un quirk. Shudai no era tonta, se había dado cuenta de su actitud, y el mismo Izuku lo sabía.

    —¿Por qué tiemblas? —preguntó alzando una ceja.

    —Es que... Tengo frío y no traje mi bufanda —el chico sonrió nerviosamente. Shiori no le devolvió la sonrisa.

    —Midoriya, estamos en verano —habló entrecerrando los ojos—. ¿Me estás mintiendo, verdad?

    En ese preciso momento el pecoso se sintió realmente mal. Si de por sí no le gustaba mentirle a las personas, menos aún a la chica con la que compartía asiento, a la chica que lo trataba como un amigo más y que incluso le hacía galletas.

    —N-No te miento... —murmuró de manera nerviosa—. No sé quién es ese Deku del que me hablas.

    Bueno, en verdad Bakugo siempre molestaba a Deku cuando nadie estaba presente —probablemente para tener un buen perfil cuando entrara a la UA—, pero en serio Shiori debe ser demasiado despistada para no darse cuenta de lo que le pasaba a Midoriya Izuku.