treinta y uno

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TREINTA Y UNOtomato

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TREINTA Y UNO
tomato

    —Se acerca el festival cultural.

    Ya en los dormitorios, el tema de los dormitorios era algo tabú para toda la clase 1-A. Ya que no podía estar presente, Ashido le había prometido que le contaría todo lo que sucedería y lo que decidirían para el festival cultural.

    —¡Katsuki! —corrió Shiori para alcanzarlo, colgándose de su cuello. El cenizo inicialmente soltó una queja, para después mirarla de reojo con una expresión levemente más relajada al saber que sólo se trataba de ella. Aún así, siguió con las cejas fruncidas—. Hola, tanto tiempo.

    —Tanto tiempo —contestó el contrario con burla, con las manos en los bolsillos—. ¿Cómo te va en la residencia?

    —Bien —afirmó, sonriéndole. Bakugo siempre se sentía más vivo al ver su sonrisa—. Aunque es algo cansado, si tengo que ser honesta. Pero me gusta.

    —Que bueno —le sonrió ladinamente, dejando de sonreír casi de inmediato al darse cuenta que seguían en público y bajo el terreno de la escuela. Desvió la mirada con algo de vergüenza, fingiendo que nada había pasado—. Te me estás adelantando, ¿eh? Tengo que alcanzarte.

    —No me estoy adelantando, tú te estás quedando atrás —bromeó, para después reír. Era ella la que sentía que se quedaba atrás, pero ahora estaba avanzando. Que coincidencia, pero le gustaba el hecho de haber mejorado y crecido como persona—. Tienes que alcanzarme, Katsuki.

    —Lo haré, Shiori —le siguió el juego, con una sonrisa más burlona y divertida—. Cuidado, te vas a caer.

    —¿A qué te– ¡Ah! —exclamó, tropezando con una piedra. De no ser porque Bakugo se apresuró a alcanzarla hubiese caído en seco al suelo—. Que atento.

    —Tú eres una distraída —se quejó, rodando los ojos. La había tomado de la mano y atraído hacia él para que no cayera al suelo, y ahora que estaba bien no había soltado el agarre de sus manos—. Para la próxima dejaré que te caigas.

    —Además de atento, considerado —habló con un sarcasmo que hizo carcajear al de ojos rubíes.

    —¡Shiori! —exclamó Ochaco, que la esperaba a las afueras de la UA junto a Nejire y Tsuyu—. ¡Vamos, tardaste mucho!

    —Te veo mañana —sonrió Shudai—. Trataré de comprar ramen picante para comer juntos para compensar el tiempo que no nos vemos debido a lo de las residencias.

    —No hace falta, tonta —aseguró el cenizo.

    —¡Hasta mañana! —exclamó, fingiendo que no lo había escuchado, caminando hacia sus amigas y despidiéndose con su mano.

    —Te veo mañana —se despidió, viéndola caminar mientras comenzaba a hablar con sus amigas. Sonrió un poco.

ㅤdo i wanna know?ㅤ★ㅤbakugo katsuki !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora