ㅤdo i wanna know?ㅤ★ㅤbakugo katsuki !

doce

DOCE
dandelion

    —¿Qué te ocurre? —preguntó Bakugo en tono brusco, mirando a la chica mientras él sorbía su ramen picante.

    —¿Uhm? —un raro sonido salió de la garganta de Shiori mientras masticaba su taiyaki—. Está caliente.

    —Sobre eso no, idiota —Katsuki chasqueó la lengua y rodó los ojos—. ¿Qué te ocurre a ti? Pareces estar en las nubes.

    Shudai sonrió culpable pero al mismo tiempo inocentemente. Era verdad que había estado en sus pensamientos desde que la comida llegó, pero no pensaba que el cenizo se diera cuenta.

    —Lo siento, no me había dado cuenta —sonrió apenadamente cerrando los ojos—. Es sólo que mi papá es un hombre muy amargado.

    Bakugo frunció el ceño, mientras veía a Shiori todavía comer. Alzó una ceja cuando cayó en cuenta de las cosas, cruzando sus brazos cuando ya se había terminado su ramen picante.

    —¿Tu viejo ya está aquí? —preguntó. Shudai alzó sus cejas sorprendida al darse cuenta que Katsuki seguía recordando la charla que tuvieron Shimada y ella aquella noche en la que el cenizo seguía en su casa haciendo el trabajo final, a pesar de que Shiori nunca más tocó el tema ni le habló de su padre a Bakugo.

    —No te olvidas de nada —la chica tomó un poco de su batido de fresa, para después comenzar a jugar con la pajilla del vaso.

    —Hiciste un escándalo ese día.

    —¿En serio? —Shiori sonrió culpable—. Lo siento por eso.

    —No me importa —Katsuki se encogió de hombros.

    Shudai soltó un suspiro, para después apartar el plato con el taiyaki sin terminar y su batido por la mitad.

    —¿Quieres? —le preguntó al chico.

    —Termínatelo —le contestó—. Gastaste dinero por eso.

    —Es que me llené —mintió, y Katsuki alzó una ceja—. Se me fue el apetito.

    Bakugo suspiró, mientras miraba el taiyaki sin terminar y apartaba la mirada

    —No soy fan del dulce.

    —Lo sé —suspiró Shudai—. Es sólo que...

    —Si no quieres hablar no hables —Katsuki frunció su ceño—. De todas formas nunca me habías hablado de tu padre, así que no me interesa.

    Shiori soltó una pequeña risita. No era nada burlesca ni nada parecido, era una risa dulce y suave. Katsuki volvió a ver el plato de taiyaki al escuchar la linda risa de la chica, mientras su expresión se suavizaba un poco.

    —Deberías terminar de comer. Dijiste que te gustaban los taiyakis —sugirió Bakugo, señalando el plato—. Sería un desperdicio de dinero si ninguno de los dos se come lo que dejaste.