ㅤdo i wanna know?ㅤ★ㅤbakugo katsuki !

veinticuatro

VEINTICUATRO
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    La madre de Shiori murió el día en que ella nació debido a una hemorragia tras el parto.

    Shimada tenía 9 años cuando ocurrió. Odió a su hermana por muchos años, diciendo que ella era la responsable de la muerte de su madre y que fue un error que hubiese nacido.

    Shudai recordaba la vez que su hermano mayor la tiró de las escaleras. Ella tenía 4 años. Su quirk aún no se manifestaba. No se golpeó gravemente, pero el mayor recibió un regaño por parte de su padre, que había cambiado mucho de temperamento desde la muerte de su esposa. Siempre fue un hombre difícil de tratar, pero se apagó mucho después de los sucesos.

    Después de todo, ella fue la única mujer que verdaderamente lo amó durante mucho tiempo. Pero nunca culpó a su hija por eso.

    Sabía que su hija no tenía la culpa de nada.

    Pero tampoco sabía cómo evitar que su hijo mayor maltratara a su hija menor. Shimada también había cambiado mucho después de la muerte de su madre.

    Y lo que más le destruía el corazón era saber que Shiori seguía queriendo y admirando a Shimada sin importar que tan mal la tratara. Ella siempre seguía detrás de él, esperando el más mínimo trato decente por su parte. Y eso al chico lo irritaba, por más que le demostrara su desagrado hacia ella, Shiori seguía ahí, a su lado.

    Cuando Shiori tuvo consciencia propia, inmediatamente se sintió culpable de la muerte de su madre. Cuando era pequeña, su padre siempre le hablaba de ella, contándole anécdotas sobre la mujer. Y Shiori también la admiraba mucho. Pensaba que una mujer tan linda como lo era su madre no debió haber muerto para darle vida a ella.

    Por un tiempo, ella pensó que todo lo que le decía Shimada, era verdad. Pensó que ella era un error, que no merecía haber nacido. Sólo tenía 7 años cuando se lo contó a su padre. Y el hombre no entendió porque una niña tan pequeña pensara todo eso.

    De un tiempo para otro, las cosas se arreglaron y empezó a ir bien. Su padre dejó de estar muy presente en la casa debido a su trabajo, por lo que sólo eran Shimada y ella. Y aunque extrañara a su padre, seguía queriendo a su hermano mayor.

    Un día, de repente, en sus 8 años, Shimada se disculpó honestamente con ella. Estaba en su último año de la preparatoria, donde llegó a su casa, e inmediatamente fue a abrazar a su hermanita. Shiori lloró en ese abrazo.

    Shimada le contó que estaba arrepentido de todo lo que había ocurrido. Y que sabía que eso no arreglaría todo el daño que le hizo en el pasado. Con sólo recordar como trataba a su hermana, se le destruía el corazón. Había sido muy cruel y estaba consciente de eso. Shimada sólo quería volver a ver a su madre, y cada día que pasaba Shiori se parecía más a ella, por lo que no sabía que hacer. Decidió disculparse.

    Desde ese día, el chico prometió no volverla a tratar mal nunca más. Se prometió que sería un buen hermano a partir de ese momento, y Shiori se sintió realmente feliz. A pesar de eso, seguía sintiéndose culpable de la muerte de su madre.

    Y su padre se apartó de repente. Se alejó de ambos, ya casi no hablaban, y se volvía más amargado y gruñón con el tiempo. Shimada y Shiori no lo entendían, pero se tenían el uno a otro y con eso les bastaba.

    Shimada entró a la universidad. Shiori pasaba la mayoría del día sola. Casi no hablaba con su padre, y eso a una simple niña de 9 años le afectaba. Ella quería salir con sus amigos, quería jugar, bromear. Pero sólo estaba en su casa la mayoría del día sin hacer nada, sola, sin compañía. Shimada la visitaba algunos días de semana, pero no era lo mismo. Se acostumbró a la soledad.

    Un día, a su padre le llegó una propuesta de trabajo. Se tuvieron que mudar, lo que causó cambiar a Shiori de secundaria. La ciudad en la que estudiaba Shimada estaba cerca de la ciudad en la que vivían, pero ahora que se habían mudado, había más distancia de por medio. Y su padre seguía amargado y desinteresado. Descuidó a sus hijos sin darse cuenta. Y Shiori no tenía amigos.

    Y entonces conoció a Bakugo Katsuki. Nunca había conocido a nadie como él.

    Pero le gustaba.

    La compañía de Katsuki le agradaba, la disfrutaba. Sus días grises y sin ánimo se habían vuelto en días de color —los colores rojos y verdes predominaban en sus días—, se habían vueltos en días de risas y diversión.

    Y después se volvieron en días con sonrisas tímidas. Se convirtieron en días de corazones acelerados, de sentimientos encontrados.

    Aquello no le disgustaba.

    Nunca le había contado a nadie sobre su pasado. Y le sorprendió que su padre lo haya hecho por ella, contándole a Bakugo lo que ocurrió años atrás.

    Shiori se sintió rara al contarle la historia completa al cenizo. Y le costó demasiado, pero lo que más le gustaba y le hacía soltar algunas lágrimas, era que Bakugo no la presionara. Katsuki la entendía, y aquello a Shiori le causaba calidez, comodidad.

    Shudai Shiori estaba encantada con Bakugo Katsuki. Le encantaba que la entendiera, que la apoyara, que la consolara, a su manera.

    Shiori se sentía realmente feliz después de mucho tiempo. Se sentía acompañada, la soledad a la que se había acostumbrado se convirtieron en días de compañía por parte de la persona que le gustaba.

    Se sentía completa.

    Y en verdad le pareció lindo y tierno que Katsuki quisiera ir lento con ella. Cuando Shiori le habló de su pasado, Bakugo le contó sobre el suyo. Claro, no todo. Le contó que nunca se había relacionado sentimentalmente por nadie. Le contó que nunca había sentido por nadie lo que sentía por ella.

    Y Shiori se sintió realmente feliz. Ya que ella sentía lo mismo.

    Pero Shudai Shiori nunca se imaginó que la misma persona que le causó tantos momentos de felicidad, calidez, confianza, e ilusión, sería la persona que le arrebataría todo eso.

    Y él se arrepentiría. Tiempo después no se daría cuenta que Shiori siempre fue la persona correcta para él, y la dejó ir.