ㅤdo i wanna know?ㅤ★ㅤbakugo katsuki !

once

ONCE
friendship

    —¡Bakugo! —gritó la chica en un intento de alcanzarlo—. ¡Espera!

    Katsuki paró su caminata y volteó la mirada con el ceño un poco fruncido.

    —¿Qué? —preguntó el chico esperando a que Shiori calmara su respiración acelerada para escuchar lo que tenía para decir.

    —S-Sobre la maqueta —empezó, jadeante—. ¿Podemos hacerla en tu casa? Es que en mi casa no se puede porque...

    La chica se detuvo ahí. Bakugo alzó una ceja y Shudai sonrió inocentemente.

    —¿Podemos hacerla en tu casa? —preguntó de nuevo, sonriendo de manera apenada. Katsuki soltó un suspiro cansado.

    —No lo sé. La vieja bruja es muy insoportable —respondió poniendo sus manos en los bolsillos del uniforme escolar.

    —No deberías decirle así a tu mamá, sabes... —susurró la chica, mirando hacia otro lado—. A mí no me causaría molestias eso. Además, siento que exageras.

    —¡No lo hago! —Katsuki se quejó con una vena apareciendo en su frente—. ¡Ella es realmente insoportable!

    —De seguro te tiene mimado.

    —¡Cállate! —gritó el chico. Shiori rió animadamente, haciéndole gracia ver enojado a Bakugo. Su risa cesó completamente cuando escuchó el tono de llamada de su celular, tomándolo rápidamente y dejando a Katsuki confundido.

    —¿Entonces haremos el trabajo en tu casa verdad? Que bueno, me tengo que ir —dijo rápidamente todavía con su celular en la mano y sin atender la llamada. Bakugo quiso detenerla para saber que mierda era lo que le pasaba, pero ella ya había salido prácticamente corriendo.

    El ceño de Katsuki se frunció mientras miraba el camino por el que se fue Shiori. Con las manos en sus bolsillos se dio la vuelta y caminó hasta su hogar intentando ignorar lo que había pasado.

    —¡Estoy en casa! —exclamó la Shudai menor de manera apurada y agitada en lo que pasó por la puerta de su hogar. Había estado corriendo casi todo el camino, por lo que ahora intentaba regular su respiración disimuladamente.

    Una figura masculina apareció en la sala. Shiori sonrió de manera fingida, caminando hacia él.

    —Hola papá —murmuró la chica viendo hacia abajo—. Ya estás en casa... Wow.

    —¿Eso es todo? ¿No le vas a dar ni un abrazo a tu querido padre? Te dije que me dieras una buena bienvenida —habló el mayor. Shiori no pudo evitar fruncir el ceño, aunque su cabello tapaba la expresión de su rostro.

    —Bienvenido —habló con otra sonrisa fingida, sin darle el abrazo que el hombre tanto quería, pero sí comunicándole todo lo que ella sentía por medio de su mirada.