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CUATRO giggles
La chica miró por unos momentos a Katsuki. Estando calmado, concentrado, sin alguna arruga en su cara y sin insultar, tenía que decir que se veía atractivo.
—Si tanto quieres ver toma una foto, dura más —al parecer el cenizo se había dado cuenta de su mirada, aunque parecía no haberle importado aquello. Su ceño no se frunció, ni la insultó.
La chica sólo siguió con su trabajo, apenada y avergonzada.
—Te ves linda cuando te sonrojas —dijo, y la chica rodó los ojos cuando pudo notar el tono de burla.
—Que gracioso —respondió con ironía, sin mirarlo.
—Sólo quería decirte eso para ver si me decías cuál es tu quirk —Bakugo la miró con suficiencia, y ella se confundió por su mirada—. Pero veo que no me quieres decir nada todavía, incluso cuando te dije linda.
—Hace un rato me dijiste fea —se excusó.
—Porque lo eres.
—Y después te enojas porque no te digo cual es mi quirk —suspiró dramáticamente. Esta vez fue ella quién lo miró con suficiencia.
—Si tanto niegas decirme, es porque ocultas algo. ¿Es que no tienes quirk, acaso? —el chico volvió a burlarse. La chica lo miró con una expresión irritada, que hizo reír más al chico—. ¡¿Qué con esa cara que pusiste?! ¡Te ves horrible!
Shiori sólo se quedó callada mientras veía al chico reír y burlarse de ella. La chica también empezaba a querer que se fuera, ya no lo soportaba.
—Sigamos con el trabajo, Bakugo. Mi hermano debe estar por llegar, lo más seguro es que te de lo que compró para después decirte que te vayas porque se está haciendo tarde —rodó los ojos, poniendo manos a la obra.
—¡No me digas que hacer! —exclamó, y aún así, siguió con su trabajo.
La chica soltó una suave carcajada, mirando por unos cortos segundos a Katsuki.
—Sorprendentemente trabajamos bien juntos, ¿no crees? —cuestionó después de unos segundos. Bakugo la miró con una ceja alzada, Shiori volvió a reír—. Pensé que trabajaríamos peor, pero... Supongo que hacemos un buen equipo.
Shiori se encogió de hombros, y esta vez fue el turno del cenizo de reír. La chica se confundió, pues sus palabras habían sido sinceras, y esperó a que Katsuki aparentemente terminara de burlarse de lo que había dicho.
—¿Tú y yo? ¿Buen equipo? Que va, trabajo mejor solo —contestó el chico, y la contraria sólo se dedicó a encogerse de hombros de nuevo ante lo que dijo.
—Sólo digo que no nos llevamos relativamente mal, no perdemos mucho el tiempo, y las risas no faltan —una sonrisa apareció por el rostro de la chica—. Y hago unas buenas galletas que te gustan.
—Nunca dije que me gustaran.
—La manera en la que comes las galletas cuando no veo me dice lo contrario —le mostró una sonrisita burlona cuando Bakugo se delató con su ceño fruncido—. ¿Crees que no me he dado cuenta?
—Como sea —el chico sólo rodó los ojos después de soltar un quejido—. Voy a guardar mis cosas. No soporto más verte por hoy, ni a ti ni a tu hermano.
—¿Qué tiene mi hermano que ver en esto? —una risa de confusión de escapó de los labios de la chica. Katsuki sólo se dedicó a guardar sus cosas, y a comer una galleta de un solo bocado antes de que la Shudai menor se diera cuenta.
—Mucho.
La chica también empezó a ordenar sus cosas. Katsuki al parecer ya quería irse.
—Si quieres puedes esperar a que mi hermano vuelva y que te dé lo que compró —sugirió la chica levantándose—. O te lo doy cuando nos volvamos a ver para el trabajo. Como tú lo prefieras.
—Yo ya me voy —fue lo único que dijo. Shiori no lo detuvo, y sólo lo vió salir por la puerta.
Shudai Shiori se quedó un rato parada en el centro de la sala viendo la puerta por la que salió Bakugo, para después suspirar.
—Es algo imprudente, cree que está en su casa —susurró para sí misma empezando a poner cada cosa que habían utilizado para el proyecto en su lugar—. Aún así, no me cae mal. Tampoco es la mejor compañía, pero...
El sonido de la puerta abriéndose la interrumpió. Miró hacia la puerta, y le sonrió a su hermano cuando entró con las bolsas de compras.
—Bakugo ya se fue —explicó cuando Shimada parecía buscarlo con la mirada—. Dijo que ya no soportaba vernos por hoy.
—Que imprudente —Shiori rió cuando su hermano murmuró eso. Había pensado lo mismo que ella—. ¿Cómo te cae? ¿Él te agrada?
—Pues... —la chica hizo una ligera mueca cuando intentó pensar qué decir. Era una pregunta curiosa—. Bakugo... No me cae mal, tampoco es la persona con la que preferiría estar. Si me dieran a escoger a alguien con quién estar de mi aula, no sería Bakugo.
Shimada asintió con la cabeza a la vez que empezaba a organizar las compras.
—Hay que ver cómo se sigue comportando a ver si me comienza a agradar completamente.
La chica pareció pensar por unos momentos, hasta que salió corriendo hacia la sala a tomar su celular.
—No le dije a Bakugo que me avisara cuando llegue a casa —murmuró, buscando el contacto del chico entre sus mensajes.
—¿Si se lo hubieses dicho, te hubiese avisado?
—Probablemente no, pero hacerle saber que me preocupo es una señal de confianza —la chica sonrió cuando entró a su chat—. Trabajaremos juntos por unos días más, es lo menos que puedo hacer
Bakugo
Hey 19:40
¿Llegaste a tu casa? 19:40
Sí visto a las 19:44
La chica suspiró cuando él le contestó.
—Chico de pocas palabras —fue lo único que dijo, para dejar su teléfono en la pequeña barra de la cocina y empezar a ayudar a su hermano a poner las compras en su lugar.
—¿Quieres hacer noche de películas? Compré palomitas —su hermano sonrió, sacando una bolsa de palomitas para hacer en el microondas desde el bolso que llevaba siempre que hacía las compras.
—¿Y pedimos una pizza? —le siguió, sonriendo de igual manera.
—Me encanta como piensas, mi querida Shiori —se burló, y la chica rodó los ojos con una sonrisa.
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