El Diario

355 10 5
                                    


10 de Noviembre 6:00 AM

El día comienza con el sonido familiar de mi alarma. Apenas está amaneciendo pero todavía está oscuro afuera. Me arrastro torpemente fuera de la cama y me dirijo directamente a la ducha, donde el agua fría y caliente me ayuda a despertar completamente.

Hoy va a ser un día de perros. Me toca pasar la jornada escoltando al hijo pijo de nuestro cliente y a su novia. ¡Genial, una tarde entera cargando bolsas! La verdad, todavía no sé cómo nuestra empresa se prestó para hacer este servicio teniendo clientes más importantes. En fin.

Una vez vestido, desciendo a la cocina y preparo mi desayuno habitual: un tazón de cereales, un poco de fruta y una taza de café fuerte. Siempre he sido una persona de hábitos, y las mañanas no son una excepción.

Mientras desayuno, enciendo la radio. Las noticias matutinas son mi compañía constante mientras repaso mentalmente el día que tengo por delante. Los sucesos mundiales parecen tan lejanos aquí, en mi tranquilo rincón de la ciudad.

Una vez que termino de comer, limpio la mesa y me dirijo a mi estudio para revisar mis notas para el día. Como escolta y vigilante de seguridad, es esencial estar siempre un paso adelante, prever posibles escenarios y tener planes de contingencia.

La jornada laboral empieza a las 8:00 AM. Antes de salir de casa, me aseguro de tener todo lo necesario: mi placa, mis llaves, mi teléfono y, por supuesto, mi kit de primeros auxilios y equipo de seguridad.

De camino al trabajo, la ciudad está despertando. Los primeros rayos del sol comienzan a iluminar las calles y puedo ver a la gente empezando sus rutinas matutinas, igual que yo. Cada día es más o menos igual al anterior, una secuencia repetitiva de hábitos y rutinas.

Espero que el chaval no me de muchos problemas.

Apocalipsis Z: CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora