Parte 66

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27 de marzo, 07:27 AM

Estoy congelado.

Los primeros destellos del alba se filtraban con timidez por la entrada de la cueva, diluyendo las sombras que habían sido mi única compañía durante las largas horas de guardia. Silvia ha sido la primera en despertar; sus ojos reflejaban la misma inquietud que los míos, aunque por razones distintas. Sanzo y Claus seguían sumidos en un sueño inquieto creo, sus respiraciones entrecortadas por el frío o por pesadillas que ni siquiera el amanecer podía disipar.

Un poco distraída, Silvia a preparado cortésmente un poco de café en los restos de la hoguera que he estado vigilando toda la noche.

Mas amable que de costumbre me a ofrecido una taza y se a colocado a mi lado. Luego hemos hablado un poco.

"Gracias" Arrancó con la vista clavada en el suelo.

Ni siquiera he contestado. Me he limitado a mirar a mis dos compañeros todavía dormidos antes de beber de la taza.

"Me equivoqué con Borja. De no ser por ti..."

Rápidamente la interrumpí, no quería escucharlo.

"Olvídalo," corté seco, y no dije más.

Apuré el café, sintiendo cómo el líquido caliente rasgaba la fría capa que se había formado en mi interior, despejando la niebla de la fatiga y el resentimiento antes de levantarme. Claus y Sanzo empezaban a moverse, la realidad de un nuevo día se asentaba en sus rostros a medida que despertaban.

Pronto, estábamos todos en pie, empacando lo poco que habíamos traído con nosotros. El café había servido de poco consuelo, pero había cumplido su función de reunirnos una vez más. Un día más en este nuevo mundo.

La marcha de hoy no tendría la compañía del rugido de un motor, sino el crujido de las hojas bajo nuestras botas. Nuestra ruta a través del Monte Membribe va a requerir cautela y silencio y una suerte del copón para hacer lo que nos hemos propuesto cuando salimos de Huerta. Espero estar preparado.

Al mirar atrás, la cueva ya no es visible, engullida por el bosque que se cierra tras nosotros como un telón. Delante, el mundo se abre en un abanico de posibilidades y peligros. No hay espacio para los errores, no más Borjas que subestimar y ojito con otros posibles supervivientes.

Apocalipsis Z: CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora