16 de abril, 17:30 PM
Hoy ha sido un día diferente. Por primera vez desde que todo este caos empezó, me he sentido, aunque solo sea por unos momentos, como si estuviera viviendo una aventura y no simplemente sobreviviendo.
El viaje a caballo ha sido una experiencia. Claus y Sanzo se las arreglamos bastante bien, pero Silvia y yo... bueno, digamos que aún tenemos que aprender. Silvia parece estar en una pelea constante con su montura cuando le toca cogerlo, y aunque tranquila, no puede ocultar su incomodidad cada vez que el caballo cambia de paso.
A pesar de estos pequeños contratiempos, viajar a caballo nos ha dado una sensación de libertad que no habíamos sentido en mucho tiempo. Hemos alternado el trote con periodos de caminata, para no forzar a los animales, y hemos hecho pequeñas paradas para descansar y dejar que los caballos pasten y beban.
Trueno, mi caballo, pese a que aún me cuesta manejarme, se ha portado como un campeón. Es fuerte y resistente, pero también tranquilo y obediente. Me recuerda a esos caballos de las películas del oeste que siempre soñé tener cuando era niño.
Mientras cabalgamos, no puedo evitar pensar en nuestra próxima parada. Aún queda bastante para llegar a Sigüenza pero según el mapa, estamos acercándonos a una zona que parece adecuada para acampar y reabastecernos. Ahora que lo pienso con los caballos, también vienen nuevas responsabilidades y preocupaciones. Son un bien precioso en estos tiempos, y eso significa que podrían atraer la atención no deseada.
Hemos discutido sobre cómo mantenerlos seguros durante la noche y mientras buscamos suministros. La idea de perderlos a manos de otros supervivientes o peor, a los infectados, es algo que no podemos permitirnos.
Así que, aunque el día esta siendo más relajado y hasta cierto punto disfrutable, la realidad de nuestro mundo no nos permite bajar la guardia. Pero por hoy, me permitiré sentir un poco de esa vieja emoción, ese sentimiento de libertad y no sentir más preocupación de la necesaria.
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Apocalipsis Z: Caos
Science FictionEn una sociedad inmersa en la rutina y la comodidad, la vida tal como la conocemos llega a un repentino y desgarrador final. Un apocalipsis se ha desatado, transformando las calles familiares en lugares de terror, y las rutinas cotidianas en luchas...