12 de junio, 22:44 PM
Han pasado bastantes días desde la última vez que escribí. Parece que me enfadé y dejé de hacerlo de golpe. (Sonrío para mí mismo mientras lo pienso).
Ahora en serio, simplemente no había mucho que contar. Hemos seguido viajando, afortunadamente sin sufrir ningún incidente grave, aunque mis heridas en el pecho aún están cicatrizando. Pero no quiero hablar de eso ahora.
Hoy es un día especial. Y como tal, he logrado sorprender a todos con algo especial.
Hoy es el cumpleaños de Sanzo.
Hoy es el cumpleaños de Sanzo.
Ni siquiera mi propio amigo se acordaba de ello. Menuda cara a puesto. No ha podido evitar soltar una lagrima.
Tras encontrar un pequeño claro de olivos que ofrecía un ligar mas que aceptable para pasar la noche, insistí pesadamente para quedarnos aquí pese a que aun era temprano para detener la marcha. Como escusa, añadí que las heridas del pecho me estaban matando. (Todo mentira, pero bueno conseguí mi propósito).
En cualquier caso, aprovechando que Sanzo y Claus habían salido a explorar y ver si podían cazar algo por el camino. (Lo cual no consiguieron). Aproveche que Silvia estaba distraída para echar mano a mi alijo secreto y preparar unas cosillas para mi amigo.
A la hora de cenar tras intentar sintonizas sin éxito alguna emisión de Radio Apocalipsis, terminamos silenciosamente nuestros platos y permanecimos callados mirando el fuego.
Entonces me levante bruscamente y fingiendo acordarme de algo que aguardaran un segundo.
Todos me miraron con curiosidad mientras me alejaba del grupo hacia donde había dejado escondido mi pequeño regalo y se extrañaron aún más al verme volver con una improvisada bandeja hecha de cartón sobre la que reposaban un tarro de miel, una tableta unas galletas y una tableta de chocolate que milagrosamente aún se mantenía entera a pesar de calor.
Antes de que nadie dijera nada, saque un par de velas redondas y planas, y tras encenderlas felicite a mi amigo delante de todos.
(¡Feliz cumpleaños amigo!)
Sanzo se sorprendió tanto que no pudo evitar soltar una lagrima. Mientras el resto sorprendidos se sumaron rápidamente.
No es que fuera una celebración exagerada ni nada del otro mundo, pero en estos tiempos que corren. Quizás sea el primer y único cumpleaños que se haya celebrado desde que los muertos caminan sobre la tierra.
Al menos esto nos reconforta a todos.
Después de un momento de júbilo, unos abrazos y una ridícula canción para sacar los colores a Sanzo, nos sentamos a picotear todo el dulce.
Puede que no sea una tarta, pero que diablos. Jamás me había sentado tan bien algo tan simple.
Brindo por ello. (Feliz cumpleaños Sanzo).
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Apocalipsis Z: Caos
Science FictionEn una sociedad inmersa en la rutina y la comodidad, la vida tal como la conocemos llega a un repentino y desgarrador final. Un apocalipsis se ha desatado, transformando las calles familiares en lugares de terror, y las rutinas cotidianas en luchas...