4 de septiembre, 15:13 PM
El cielo ha estado gris desde el mediodía, pero ahora las nubes parecen haberse asentado de verdad. Unas cuantas gotas golpean el cristal de la ventana de forma intermitente, acompañadas por el sonido distante de los truenos. A lo lejos, el viento comienza a hacer danzar las ramas de los árboles, y aunque la lluvia todavía es ligera, tengo la sensación de que no va a durar mucho más así.
Me quedo observando cómo las primeras señales de la tormenta empiezan a apoderarse del paisaje. La brisa fresca que entraba por la ventana hace unos minutos ha empezado a sentirse más fría, y los campos vacíos que se extienden hasta el horizonte parecen aún más desolados bajo el cielo encapotado.
Y, sin embargo, Donato aún no ha vuelto.
Salió esta mañana con sus ovejas, como siempre. Lo normal es que hubiera regresado hace rato. Es raro que se retrase tanto.
No puedo evitar sentir cómo una leve inquietud se instala en mi pecho. Debería haber vuelto hace horas, pero ya son mas de las tres y no hay señales de él.
No sé, tal vez debería salir a buscarlo.
No me gusta el aspecto que tienen esas nubes negras.
¿Y si la tormenta le está impidiendo volver?
ESTÁS LEYENDO
Apocalipsis Z: Caos
Science FictionEn una sociedad inmersa en la rutina y la comodidad, la vida tal como la conocemos llega a un repentino y desgarrador final. Un apocalipsis se ha desatado, transformando las calles familiares en lugares de terror, y las rutinas cotidianas en luchas...
