17 de Enero, 10:00 PM
Como se suele decir, "Houston, tenemos un problema", la madre que los pario.
La empresa ha suspendido todos nuestros servicios de seguridad y nos ha mandado a casa. Nunca había ocurrido algo así antes. Pero en cuanto he llegado a casa y encendí la televisión entendí por qué.
A las 15:00, el gobierno de España ha declarado la Ley Marcial. Han impuesto un toque de queda desde las 20:00pm hasta las 8:00am, prohibido los desplazamientos entre comunidades autónomas e instalado controles de seguridad en todas las vías principales. Algunas ciudades con brotes de la epidemia han sido cerradas a cal y canto. Nadie puede entrar o salir. Es como si estuvieran atrapados en su propio hogar.
Madrid, donde trabajo, es una de esas ciudades. Si no fuera porque nos han mandado hoy antes a casa, me hubiera quedado atrapado allí. No puedo evitar sentir un escalofrío al pensarlo.
La situación se siente surrealista. Todo el mundo está asustado, y con razón. No sabemos lo que está pasando realmente y no sabemos qué va a pasar a continuación.
En cierta forma también me siento un poco aliviado de que nos hayan mandado a casa. Durante la breve jornada de hoy no e parado de sentir un escalofrío en el cuerpo. El chaval que atacó a mi compañero Francis se encontraba encerrado en su habitación. Ese pavo tiene que estar pasando el síndrome de abstinencia mas grande del mundo por que cada vez que pasaba por enfrente de su puerta se escuchaban unos ruidos y unos golpes terribles, como si estuviera poseído. Por fortuna el padre nos ha prohibido que molestásemos a su hijo.
Estoy sentado en mi salón, la televisión parpadea en la oscuridad, llenando la habitación con su luz inquietante. Las calles están silenciosas, un silencio que nunca había escuchado antes. Es el silencio de la incertidumbre, de la espera. ¿Qué será lo próximo? ¿Cuánto tiempo durará esto?
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Apocalipsis Z: Caos
Ficção CientíficaEn una sociedad inmersa en la rutina y la comodidad, la vida tal como la conocemos llega a un repentino y desgarrador final. Un apocalipsis se ha desatado, transformando las calles familiares en lugares de terror, y las rutinas cotidianas en luchas...