Cap17. Cambios

94 17 6
                                    

Cuando finalizó la ceremonia de oración, Lady Rozemyne se mudó al castillo. Las asistentes de Milady tenían habitaciones en su dormitorio, mientras que los varones las teníamos en el edificio de los caballeros. Yo viajaba desde la finca de mi familia, ya que estaba bastante cerca del castillo del archiduque, aun así, Lady Verónica me había facilitado una habitación en el castillo, en caso de que fuera necesaria.

Nuestros roles se habían dividido entre el templo y el castillo, pero siempre había siete de nosotros con milady. Tres caballeros, dos asistentes y dos eruditos. Rotábamos entre erudito y caballero, asistente y erudito, o asistente y caballero en el caso de Angélica.

Las obligaciones de Milady consistían principalmente en ayudar a su tío con el trabajo de oficina y proporcionar maná a la fundación. Debido a la gran cantidad de maná de Milady, ella tenía que realizar su parte de la reposición sola, aunque normalmente era Lady Verónica quien vigilaba que no se excediera por accidente.

Hoy no me tocaba estar junto a Lady Rozemyne, sin embargo, me tocó subir al castillo para las clases de erudición. Esto era como una pasantía. Los eruditos del castillo nos guiaban y enseñaban el trabajo.

Joseph se quedaba en mis aposentos luego de cambiarme la ropa. Estaba tomando el camino usual por los pasillos cuando sentí que alguien me jalaba hacia un lado. Cuando me di cuenta estaba contra la pared sujeto por las tres mujeres que más comenzaba a despreciar.

"Buen día, Ferdinand" saludó Lady Constance como si nada extraño estuviera pasando "es todo un placer verte más seguido por el castillo, ¿no es así, Alerah?"

La joven sosteniendo mi brazo izquierdo se apretó más contra mí, levantando su rostro para mirarme con una sonrisa brillante sin dejar de asentir.

Intenté zafarme, pero Teresia me sujetaba con fuerza por el brazo izquierdo y, por supuesto, Alderon estaba apostado ahí donde me habían jalado para vigilar.

"Lady Constance, si desea algo puede pedirlo como una persona civilizada, ¿sabe?"

La observé golpear su mentón con el dedo índice mientras daba un par de pasos hacia mí, sonriendo luego de un momento.

"Antes de hacer mi solicitud, necesito saber algo, Ferdinand. ¿Ya has notado el rafel que mi pequeña y linda hermana alberga por ti?"

'¡Y de nuevo con lo mismo!'

"No sé de qué está hablando. Mi señora se preocupa por todos los sacerdotes del templo y pone especial atención a quienes formamos parte de su séquito... a menos que quiera usted decir que mi señora es como un árbol de rafels."

Constance se tomó la frente un momento antes de negar con un sonoro suspiro que nada tenía de noble, pero si mucho de drama exagerado.

"¿Y qué hay de ti? ¿Tienes un rafel para ella?"

Dejé de luchar y recompuse mi rostro. No le daría la satisfacción de verme sonrojado o nervioso.

"Le debo todo a mi señora, así que mi lealtad es para ella. Si usted insiste en confundir y malinterpretar, el problema es suyo. No mío."

Lady Constance me dedicó una sonrisa triste por un segundo, antes de volver a su sonrisa de dama noble, acercándose tanto, que por un segundo tuve la impresión de que me sacaría los ojos con sus senos.

"Entiendo. Esta es mi petición. Dile a mi hermana que has decidido seguirme para enlazar tus estrellas con Alerah y conviértete en mi erudito."

Mi cara debía mostrar el shock que estaba atravesando, '¿Qué demonios...?'

El ascenso de un científico loco, ¡Descubrire como funciona el mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora