Cap67. El enviado: Una bebé mimada.

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Después de que Rozemyne reapareciera como el avatar de Mestionora, los dioses aparecieron usando como medio a miembros de mi familia, todo para dar las indicaciones de un juego. Si no lo conseguía, mantener el tejido, los dioses intervendrían y se la llevarían para siempre.

Abrí los ojos recordando una vez más la importancia de lo que hacía.

Miré a mi alrededor para ubicarme. Sabía por mi tío que fui el responsable de sacar a Rozemyne del palacio y entregársela, así que, siguiendo ese pensamiento, lo primero era crear un campamento donde pudiera permanecer con Rozemyne hasta que encontrara un modo de contactar con mi tío para que recibiera a su hija.

A juzgar por los saltos hasta ahora solo serian unos días. Aun así, no debía bajar la guardia, sobre todo, debía evitar que Rozemyne fuese a la biblioteca. Sin el autocontrol cultivado durante su niñez por culpa del acoso, era posible que mi esposa escapara a la biblioteca cada vez que pudiera.

A la sexta campanada salí de mi campamento. En ese tejido entré en el lugar por accidente, pero no debería ser muy difícil dar con el palacio oculto.

No me olvidé de activar el amuleto de Verbergen que encontré dentro de la sabiduría, para ocultarme y usé el amuleto de Anhaltung para encontrar el camino al lugar.

"Si no me equivoco, ese lugar debe estar por aquí..."

Solo encontré el lugar cuando la séptima campanada sonó.

'Debería haber venido aquí durante la mañana', fue lo que pensé en el instante en que pasé la barrera que mantenía el lugar aislado del resto de la academia.

Gemidos y sollozos resonaban desde cada una de las ventanas.

Me pegué a la pared cuando las voces de dos hombres llegaron hasta mí. Dos voces que conocía bastante bien.

"Entonces, ¿la niña es realmente tu hija?"

"Lo es... aunque planean hacerla pasar por hija del difunto Zent."

"¿Qué piensas hacer entonces, hermano?

"Seradina sigue suplicando que la lleve a Eischieren conmigo, pero apenas intente sacarla..."

"¿Por eso me pediste que viniera contigo?"

"Si. ¿Ves algún modo viable?"

"No... no lo sé. Esta oscuro. Myne es tan pequeña que podríamos ocultarla... pero esta tan apegada a su madre que comenzará a llorar en el momento en que intentemos sacarla de aquí."

"Hay otro problema. Si la llevo ahora sería señalada como una princesa oculta. Debo ocultar su origen si no quiero ponerla en peligro."

"Hay demasiado en juego aquí, hermano."

"Lo sé. Pensemos en una alternativa, mientras rezamos a Dregarnuhr y Anhaltung para encontrar el modo de librar a mi niña de este lugar. Lo único en lo que puedo pensar ahora es en pedir su liberación como regalía por mantener a Galtero y Eglantine a salvo, pero eso no funcionará si gana el primer príncipe. ...y no quiero presentar a tu hija como una carga."

Ambos se detuvieron tan cerca de mí que pensé que me notarían. En cuestión de maná los superaba con creces, pero mi tío Bonifatius tenía unos fuertes instintos que le permitían detectar a cualquier feybeast que se ocultara, desde un Kieferdecke hasta un Riesefalkes e incluso un Goltze.

"Eglantine estará feliz de dar su nombre para ayudar." Dijo Bonifatius con un encogimiento de hombros, restándole importancia. "Por otro lado, tu hija está cumpliendo tres años, hermano, así que tienes algo de tiempo, y siempre podemos encontrar el modo de sacarla en secreto. Seguro que Edgar puede ayudar."

El ascenso de un científico loco, ¡Descubrire como funciona el mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora