"¡¿Por qué no me estas dando clases, Ferdinand?!"
La hermana menor de Rozemyne acababa de aparecer frente a mí.
La mocosa sonrío cuando logró arrancarme un grito. No la escuche ni la vi llegar, sin embargo, su sonrisa solo permaneció unos instantes en sus labios antes de volver a dedicarme una mirada molesta.
"Porque tu maestra me lo pidió."
La profesora Heidi era la encargada del grupo de tercero solo porque no sabía cómo controlar a Rozemyne. Mi novia, por supuesto, terminó las clases a la primera durante el primer día, a pesar de esto, la profesora no podía lidiar con ella sin casi subir la altísima escalera debido a lo... particular que Rozemyne era, por lo que me pidió intercambiáramos grupos.
Vi a Bernadette apretar los labios y fruncir el entrecejo cómo si estuviera decidiendo si creerme o no. La dejé tranquila mientras me encargaba de terminar de limpiar mi salón de clases.
Cuando guardé todo en las cajas, me recargué en mi escritorio. Bernadette se sentó en uno de los escritorios, enfurruñada y con los brazos cruzados.
Era tan raro encontrarme con ella de frente que no pude evitar estudiarla unos momentos.
La hija mayor de mi tía Irulmide llevaba el cabello purpura azulado, más oscuro que el de sus hermanos, atado en una coleta alta. Su rostro mantenía una presencia infantil que no desaparecería si la joven se parecía en algo a su madre además de en el color de ojos, que eran tan rojos que la confundiría con un vampiro si eso existiera en este país.
Sinceramente, Bernadette tenía el tipo de personalidad que te hacia olvidar su existencia. Por supuesto, esto no se debía a que fuese tímida en absoluto, sino más bien al hecho de que era una cazadora. Observando, mimetizándose con sus alrededores para estudiar el entorno antes de actuar.
No era llamativa en absoluto, aunque antes me di cuenta de que era un esfuerzo consciente para ella no serlo. Todo su atuendo, desde su peinado hasta sus zapatos estaban confeccionados para pasar desapercibida, porque esa niña podía ser tan llamativa como sus hermanas mayores si lo deseaba. Por otro lado, su mirada era tan penetrante que era imposible no sentirla, lo que de hecho decía mucho de su habilidad para pasar desapercibida.
"¿Piensas quedarte así todo el almuerzo o vas a hablar?" pregunté cuando me cansé de su silencio. "También soy maestro de giros de dedicación, ¿sabes?"
"¡Estoy pensando! Pretendía acercarme a ti en secreto después de las clases, pero me vi obligada a venir a buscarte. Estoy analizando mi tablero."
Entonces al fin relajó su postura al tiempo que soltaba un suspiro cansado.
"Necesito tu ayuda, Ferdinand. Este año comenzaré los cursos especializados y, gracias al precedente que tú, la prima Brunhilde y mi hermana la princesa Rozemyne marcaron, estoy obligada a cursar erudición y caballería además del curso de candidatos... aunque ya pensaba cursar caballería, necesito ayuda con erudición."
"No necesitas cursar erudición si no quieres..."
"¡JA! Como si pudiera no hacerlo ahora que la hermana fue reclamada como princesa." La chica frente a mí me miraba con tal intensidad que me estaba poniendo incómodo. "Si no se la hubiesen llevado, sería libre de solo cursar lo que quiero, pero sin ella en el dormitorio como la princesa mayor de Eisenreich, la atención caerá sobre mí."
Era verdad que Rozemyne era tan llamativa que solía robar la atención. Según Bernadette, su plan original era hacerse de una reputación impecable como caballero y estratega, de modo que, para cuando Rozemyne se graduara, nadie la criticara o señalara como inferior. La chica mostraría sus fortalezas y habilidades. Demostraría su creatividad para diseñar y guiar eruditos en la fabricación de herramientas mágicas para ditter de modo que no fuera necesario que ella misma fuese una erudita.
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El ascenso de un científico loco, ¡Descubrire como funciona el mundo!
FanfictionTenia cinco años cuando sus recuerdos volvieron Había sido un importante Cientifico Investigador. Un cientifico loco, como su mejor amigo solía llamarlo. Pero ahora no importaba, había renacido en un mundo cuya civilización y cultura le impedían seg...