Cap12. Otoño

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El último día de verano, finalmente obtuve una tela teñida que me complacía y que podía estar tranquilo usándola para fabricar un peluche y regalárselo a Milady.

Ahora solo necesitaba aprender a teñir la tela y el hilo con mi maná.

Cuando llegó el momento de subir a la mansión de mi familia me aseguré de empacar la tela y el hilo que planeaba ocupar. Le pediría a Gudrun que me enseñara. Ella no me cuestionaría tanto para que quería aprender.

Sin embargo, antes de partir, me llegó una notificación. El equipo de ejercicio que había pedido ya estaba listo. Envié una carta a mi familia y una invitación a mi hermana para el próximo día del fuego. Tenía mi propio laboratorio en mi habitación, así que podría ayudarme incluso en el templo.

Había conseguido una cabaña en el bosque, pero cerca del templo. Era más fácil y económico adaptarla que construir una desde cero. Indiqué a los herreros la ubicación y fui a esperarlos.

Ya que las partes eran muy pesadas al estar construidas de metal, serían necesarios varios viajes.

"Ferdinand."

"Padre, no esperaba verlo aquí" saludé, notando entonces que no venía solo "Lord Bonifatius" lo saludé arrodillándome y dando los saludos adecuados.

"Te has vuelto un niño muy bueno, Ferdinand", saludó Lord Bonifatius, "pero ya te lo había dicho. Está bien que me digas tío mientras no estemos en eventos formales" me recordó con una sonrisa.

"Entonces, tío ¿hay algo que pueda hacer por usted?"

"En realidad... te debo una disculpa. A ti y a los demás aprendices de Rozemyne. Durante el invierno me dijo que debía recuperar la feystone del señor del verano y la del señor del invierno y me pidió que entrenara a sus sacerdotes porque los necesitaría." Suspiró rascando su nuca con una sonrisa incómoda. "Originalmente estarían en el frente. Pero la orden de caballeros se encargaría de darles apoyo a la distancia. Nunca esperé que Rozemyne en realidad los llevara a luchar a ustedes solos..."

"Nosotros también estábamos sorprendidos." Admití con mi propia sonrisa incómoda. "Pero la mayor parte la hizo Milady, solo frenamos a esa cosa y evitamos que se moviera." Expliqué.

"Incluso eso fue una gran hazaña", me sonrío antes de señalar el equipo de metal que los herreros seguían trayendo, "¿Qué es eso?"

"Equipo para entrenar, bueno primero hay que armarlo."

"¿Vaya? No se parece a nada que haya visto ¿te importa si te ayudamos? Me gustaría ver lo que ideaste."

"No es la gran cosa, pero claro."

Brigitte, Matthias, Laurenz, Dirk y Damuel llegaron poco después. Por lo general iban a la ciudad baja para descansar o buscar algo entretenido o nuevo, pero este fin de semana me ayudarían a montar el equipo. También estaban emocionados por tener un lugar en el cual entrenarse incluso si no teníamos mucho tiempo, aunque era rara la forma en que Laurenz me veía con curiosidad para luego dejar escapar risas pequeñas y poco discretas, como si estuviera burlándose de mí.

Para conseguir los equipos que quería, tuve que explicar el concepto de polea y de varias máquinas sencillas, pero valió la pena.

Terminamos de ensamblar todo el día de la tierra y el gimnasio quedo listo para usar. ¡Tenia de todo!

Cinta para correr, escaladora, bicicleta, press para piernas y pecho, extensiones, remo, Banco Olímpico, máquina de Poleas, varias pesas y discos para las barras. Había otros equipos que quería pedir, pero por ahora, esto sería suficiente. Todos parecían confundidos sobre el funcionamiento de las maquinas, así que les mostré como se usaba cada equipo, como agregar peso para los ejercicios y la forma correcta para realizarlos.

El ascenso de un científico loco, ¡Descubrire como funciona el mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora