SS. Seradina

37 6 2
                                    

"El único regalo que puedo ofrecerte cariño, es tu libertad, pero serás tú quien decida si lo toma."

"Elijo mi libertad. Ninguno de esos hombres me tendrá."

El primer recuerdo de Seradina era el de su madre, Azalea, hablando con su hermana mayor. Su hermana entonces bebió un té y poco tiempo después enfermó, alcanzando las alturas antes que la mayoría de edad.

Nacida como la quinta hija de una flor, como un capullo, el destino de Seradina debería haberse alejado de ese palacio de forma natural, sin embargo, no fue así.

Algunos hombres podían herir gravemente a las flores mientras las obligaban a recibir el invierno una y otra vez, haciéndolas subir la imponente escalera tras recibir la visita de Entrinduge.

Azalea, su madre, le contó cómo los capullos podían convertirse en flores solo porque los señores del palacio las encontraban encantadoras. Su madre había sido víctima de eso.

Favorecida por uno de los hermanos de zent, el compromiso de Azalea se canceló y entró en el palacio de Adalacia junto a su hermana.

Azalea, que debería haberse librado de esa condena, fue arrancada de su lugar en el tapiz y puesta en esa prisión de flores.

Gracias a que en principio fue un capullo prometido a un candidato de un ducado medio alto, su madre recibió educación como princesa colateral, lo que le permitió regalar a sus hijas un escape en forma de brazalete venenoso, el cual se activaba al alimentarlo con maná.

Sus hijos varones recibían uno similar, pero a diferencia de las hijas que tenían la opción de decidir, para los niños el brazalete se activaría de forma automática cuando cumplieran siete años, acabando con sus vidas sin sufrimiento, reduciéndolos a una feystone. Como los jardineros los dejaban sufrir hasta que sus pequeños cuerpos no podían soportarlo más, este fue el regalo que Azalea les otorgó.

Fue poco después de que su hermana mayor, el cuarto capullo, subiera la imponente escalera, que su madre volvió a ser encerrada en el invierno y recibiendo como consecuencia la carga de Geduldh. El padre parecía ser el actual heredero, Waldifried.

El segundo príncipe no era una mala persona, lo conocía de los días que lo entretenía a él y a su hermano bebiendo té, tocando el Harspiel, e incluso realizando danzas originarias de Klassenberg o la danza votiva que aprendió durante su corta estancia en la academia.

El tercer príncipe tampoco era malo, Seradina en realidad disfrutaba hablando con ellos mientras su tiempo llegaba a su final.

La primavera anterior a su cumpleaños número catorce, su madre recibió la visita de Entrinduge por última vez... ella estaba ahí, a su lado mientras la vida de Azalea terminaba. Tratando de reunir fuerzas, su madre intentó explicarle cómo activar el brazalete que le había regalado, pero su vida acabó antes de poder decirle.

Llena de pánico por el futuro que le esperaba, Seradina se escondió en su habitación. Respirando para calmarse pensó en lo que pasaría y lo que venía por delante. Ella cumpliría catorce años en verano, así que aún tenía un año entero para descubrir cómo funcionaba el brazalete e incluso si no podía activarlo, seguramente encontraría una forma para acabar con su propia vida

'Si la siguiente primavera no he conseguido activarlo, solo me quitaré mis herramientas mágicas y dejaré que el maná me consuma como a mis primos.'

Ahora que tenía un plan, solo necesitaba actuar como siempre. Si levantaba sospechas de las jardineras, no podría escapar de su futuro, pero su futuro la alcanzó.

Fue una noche de verano, mientras se preparaba para dormir. Seradina olfateó el ambiente al sentir un aroma nuevo. Su mente se sentía nublada y su cuerpo pesado.

El ascenso de un científico loco, ¡Descubrire como funciona el mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora