Cap19. Tercer año y nueva vida.

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"Umm, quizás, ¿un grun?" escuché que decía la voz de Milady.

Estábamos terminando de arreglar las cosas en el Templo antes de partir al Castillo como parte de nuestros preparativos para el invierno, así que no era raro que estuviera tomando notas sobre tareas que dejaría a mis grises antes de partir.

"¡Qué asco!" respondió la voz de Brunhilde con desagrado a la vuelta del pasillo "¡Nunca podría montar eso!"

"¡Pero mantendría alejados a todos...!"

Estaba por dar vuelta cuando Brunhilde y nuestra señora se toparon conmigo. Ambas me miraron entonces, sonriéndome en un pequeño saludo silencioso que respondí de igual manera, bajando por un momento la mano con la pluma entintada que estaba utilizando para hacer mis anotaciones.

"¿De qué hablaban?" pregunté con curiosidad, no tenía caso fingir que no había escuchado porque, por la velocidad a la que habíamos estado caminando era más que obvio que escuché una parte de su conversación.

"Brunhilde ha estado modificando su montura desde que vinieron los sacerdotes de Dunkelferger para mantenerlos alejados cuando vuelvan a verse en la Academia Real."

"No es que quiera mantenerlos a todos alejados" Respondió Brunhilde de inmediato, mordiéndose el labio mirándonos de uno al otro con la duda en los ojos, soltando un suspiro derrotado de pronto y cubriendo parte de su cara en un gesto demasiado frustrado "¡Quiero que Lord Werdecraft me dé espacio! ¡Es demasiado intenso!"

La joven doncella azul se cruzó de brazos entonces en una actitud enfurruñada que me obligó a dar un paso atrás. No tenía idea de que pasaría si Brunhilde se enfadaba y por alguna razón, no tenía ganas de averiguarlo tampoco.

"Te lo digo, todo el mundo habla mal de los gruns y se aleja de ellos" siguió hablando Milady tratando de convencer a mi compañera "aunque cuando no están lanzando ese aroma apestoso ni gruñendo se ven un poco lindos" confesó al final con una pequeña sonrisa y un leve sonrojo en sus pómulos.

Lo consideré apenas un segundo. Conocía el animal por el tiempo que pasamos consiguiendo ingredientes para Lady Rozemyne y también por el libro de bestias fey que estuve estudiando el año anterior en la Biblioteca de la Academia. El animal se parecía en cierto modo a los pandas rojos de la Tierra. No me parecían la gran cosa, pero estaba seguro en que hubo un tiempo en que todas las chicas en Japón, o al menos una buena parte de ellas parecían extasiadas con los peluches de dicho animal. Tomando eso en consideración, era posible que consideraran que el animal era tierno de alguna manera.

Un fuerte suspiro de derrota me atrajo de vuelta al presente. Brunhilde parecía derrotada la viera como la viera. Una leve sonrisa se me escapó entonces. Era cierto que, desde el verano, las pocas veces que la había visto crear su montura tenía una forma diferente. Un bahelem como el de mi hermano. Un santze rabioso. Un Turnisbefallen. Fuera de los suspiros de asombro y los comentarios llenos de emoción de los Dunkelfergianos, no había notado que se asustaran o que parecieran perturbados en realidad.

"Lo voy a pensar" dijo mi compañera al final. Era posible que estuviera considerando las reacciones igual que yo "Quizás no sea tan mala idea, Milady."

Lady Rozemyne sonrió encantada con las manos a la espalda, ladeando la cabeza de un modo adorable.

"¡Mucha suerte, Brunhilde! Por favor, no dejes de mostrarme tu montura cuando te hayas decidido."

"Suerte Brunhilde." Le desee yo también antes de mirar a mi alrededor, recordando de pronto lo que estaba haciendo "si me disculpan, aún tengo que verificar un par de cosas para dejar mis indicaciones listas antes de irme."

El ascenso de un científico loco, ¡Descubrire como funciona el mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora