"¡Dinand, malo! ¡Chipén Ñiquiñaque! ¡Me confinaste en ese achipeles para il de cuchipanda con esos...!"
"Rozemyne, deja de estar hablando en lenguaje antiguo para insultarme. Si bien me reuní con gente importante, no me estaba divirtiendo y no comí nada está vez. Y ya que soy tan desagradable, una vez estés lista te entregaré a tu padre y no tendrás que volverme a tolerar."
Estaba molesto de que lo primero que me dijera en la mañana fuera que yo era malo, raro y despreciable. Si bien chipén significa persona extraordinaria y fuera de lo común, en este contexto sonaba casi como Mestionora llamándome anómalo. Aún así, no fue sino hasta que la escuché sorber por la nariz y la sentí dejándose caer sobre de mí, pegándome y llorando como cuando recién la traje al campamento, que me di cuenta de mi error.
Me cubrí los ojos con una mano abrazándola con la otra, respirando para calmarme y sentarme con ella en la cama.
Cuidarla, planear, evitar morir infartado cuando desaparecía y ser responsable indirecto de las vidas de todos los de Adalgiza me tenían peor de lo esperado si le había dado una respuesta tan sarcástica y mordaz a primera hora de la mañana. Ella no tenía la culpa de nada. La bebé Rozemyne era solo una víctima más de todas las terribles circunstancias de la nobleza en este punto del tejido, una víctima que yo tuve que arrancar de los amorosos y pacientes brazos de su madre para prepararla para que pudiera sobrevivir al infierno que se le vendría encima. Incluso si cedía y la devolvía a su madre o la entregaba a su padre y asesinaba a Gloria para que no pudiera lastimarla ella todavía tendría mucho que sufrir por la guerra.
Y yo no podía quedarme y volverme Zent desde ya... los dioses no lo permitirían y mi existencia podría desaparecer... dejando a Rozemyne sola y a merced de una existencia corta y solitaria.
"Lo lamento, Rozemyne. Estoy muy cansado. No quise ser malo contigo. ¿Puedes perdonarme?"
Su carita hinchada y anegada de lágrimas se asomó entonces, asintiendo y recorriéndose hasta esconder su rostro en mi cuello.
Me senté y comencé a cantarle. Debí levantarme, preparar nuestras ropas y el desayuno, así como almuerzo y una comida que coloqué en un par de bentos para guardar en la cápsula que Rozemyne llamó aparato inútil y estorboso o 'archiperre' para que tuviera algo que comer.
Fue hasta que comencé a verter leche en un termo que me llevó buena parte de la noche crear para almacenarlo en la cápsula, que Rozemyne al fin me soltó con un pesado y largo suspiro para alguien de su edad.
"Dinand no es... malo, ni despreciable" se disculpó todavía abrazada a mí, sentada en mi cadera y mi brazo. Le sonreí entonces, guardando el termo y despeinándola un poco con la mano ahora libre.
"¿Incluso si debo pedirte que estés ahí dentro de nuevo?"
"Dinand... no me gusta ese... cosa... con cara de shumil... pero subiré. No me gusta estar solita."
"Gracias, Rozemyne. Vamos a desayunar, después tendremos que tomar un par de waschens rápidos y vestirnos. ¿Me ayudarás de nuevo?"
Estaba limpiando su cara, listo para invocar una oración de curación en sus ojos cuando me sonrió contenta, cómo si nuestra pequeña discusión jamás hubiera sucedido.
"¿Y veremos a mamá?"
Suspiré con una sonrisa triste, haciéndole algunos mimos en la cara y el pelo.
"Pronto, Rozemyne. Primero debo comprobar que no intentas escapar para hablar con ella o abrazarla. Tu mamá estará triste si se da cuenta de que aún no te he llevado con tu padre y tus hermanos."
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El ascenso de un científico loco, ¡Descubrire como funciona el mundo!
FanfictionTenia cinco años cuando sus recuerdos volvieron Había sido un importante Cientifico Investigador. Un cientifico loco, como su mejor amigo solía llamarlo. Pero ahora no importaba, había renacido en un mundo cuya civilización y cultura le impedían seg...