Cap59. Los juegos de Leidenshaft

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Tras volver a Dunkelfelger me concentré en los últimos preparativos, tratando de olvidar la amenaza de Rozemyne.

Sabía muy bien de lo que mi novia era capaz y, en definitiva, no quería que fuera a usar algún afrodisíaco para ayudarme. No quería lastimarla de forma innecesaria u olvidar nada sobre nuestra primera noche.

A la séptima campanada, después de la cena y ya en la privacidad de mi habitación, las palabras de Ralfreida comenzaron a darme vuelta sin permitirme descansar. "La princesa Santa quedaría tan rota por dentro como mi querido Galtero."

Hasta hace un año viví sin esperar nada de él. Su repentina maduración me provocó sentimientos encontrados y una gran confusión. Tras mi compromiso con Rozemyne pareció redoblar sus esfuerzos para obtener la corona, pero en algún momento antes del inicio del verano comenzó a desesperarse y marchitarse, hasta el punto de parecer un cascarón vacío.

Si no se hubiese dejado caer en la desesperación, si hubiera entendido que como príncipe tenía una responsabilidad que no podía ignorar, si hubiera comenzado a avanzar con la mirada en el futuro, lo habría aceptado como ministro.

La familia real era muy pequeña y él tenía la suficiente inteligencia para liderar a la familia colateral dedicándose al mejoramiento del país junto con nosotros, sin embargo, ahora... me sentía mal por su esposa.

Descarté el pensamiento tan pronto como surgió. La única forma de ayudarla a evitar el castigo colectivo, aun si la mujer era mi prima, sería que se divorciara de Galtero y la única forma que encontré de garantizar su vida tras eso seria si le ofrecía un lugar como mi segunda esposa.

'Si hiciera eso, mi prima moriría antes de nuestro enlace y yo no quiero otra esposa además de Rozemyne.'

Tres días después visite Hauchletzte, una visita corta.

Recibí los informes y me alegré de verificar que avanzaban sin retrasos. Antes de irme, sin embargo, recibí una noticia que no esperaba. Nahelache, la hermana de Lord Albinus, pasaba sus días encerrada en la villa de mi madre adoptiva. Cuando podía, incluso dormía ahí.

La situación era tal, que aun si la joven tenía un hijo del segundo príncipe estaba buscando refugio en su antigua Gedulh en preparación para el divorcio.

Según escuché, tras la primera noche que era obligatoria, Galtero no volvió a tocarla y ahora ni siquiera le devolvía la mirada. Mi hermano adoptivo pasaba algunas campanadas en el despacho de padre como si solo fuese un autómata haciendo el trabajo asignado. No comía si no lo obligaban. Sus asistentes tenían que sacarlo de la cama a la fuerza.

Un grave cuadro de depresión se mirase por donde se mirase.

Constance y su esposo, más que sentir lástima o preocupación por Galtero, estaban preocupados por la joven princesa Hauchletziana, quien perdió a su prometido cuando aún era una niña en edad escolar. Según sabia, Sigiswald y su prometida estaban enamorados. Por desgracia, el compromiso fue arreglado como una regalía: la princesa de Hauchletzte se casaría con el heredero de Zent.

Como consecuencia los contratos se firmaron antes de que el príncipe muriera y Nahelache quedó atrapada con su actual esposo.

Antes, cuando Rozemyne entró en la competencia de zent, se le preguntó si quería cancelar su compromiso. Galtero ya no era el heredero, pero debido a que tenían tanto tiempo comprometidos no tuvo valor de cancelarlo y aceptó seguir con el compromiso. Con todo eso en mente hice lo único que podía hacer ahora para evitar muertes innecesarias. Me comuniqué con Rozemyne.

"¿Justus?"

La respuesta llegó al día siguiente... en manos de mi hermano y no del asistente usual para la correspondencia en Dunkelferger.

El ascenso de un científico loco, ¡Descubrire como funciona el mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora