Cap60. Llega el invierno.

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No estaba seguro de como lo había logrado, pero pude evitar los avances de Rozemyne durante todo el otoño alargando mi estancia dentro de los distintos ducados tanto como me fue posible.

Pero no podía alargarlo por tiempo indefinido...

Quizás por eso, mientras me despedía de mi padre adoptivo y la delegación de nobles que partía rumbo a Ahrensbach dejé salir un suspiro derrotado, pensando cual sería la mejor forma de proceder.

No había logrado hacer retroceder a Rozemyne en su decisión, lo que si logré conseguir fue una concesión.

"Si esto va a pasar, será bajo mis propios términos."

"Realmente no lo entiendo, Ferdinand, pero si es lo que quieres, está bien."

"Y... si llegas a sentirte insegura de avanzar, aun si ya estamos a punto de... eso deberás decirme, y me detendré."

"No me arrepentiré. Pero si eso necesitas para estar tranquilo, si deseo detenerme, te lo diré. Lo juro por la diosa de la luz."

"Ferdinand" llamó Zent Trauerquel luego de terminar de dejar sus indicaciones "Estaremos fuera toda esta semana. Quedas a cargo por ahora, ya que eres el mayor."

Sonreí sintiendo como si me hubieran abofeteado y pateado en el estómago, asintiendo y tratando de ocultar lo que estaba sintiendo y pensando en ese momento.

"Por supuesto, padre. Mantendré la Soberanía en funcionamiento y me encargaré de defenderla en caso necesario."

Padre sonrió complacido antes de dedicarle unas palabras también a Rozemyne y yo miré a los que aun estaban ahí a la espera.

Ralfreida fue enviada mientras tanto con sus dos asistentes principales, las cuales, junto a un par de eruditas, dos caballeras y varias asistentes más sumaban un grupo de doce prisioneras para entregar a Lanzenave... en honor a los doce dioses subordinados, según explicaría padre al Rey Gervasio en un par de campanadas más.

La Reina Magdalena parecía tranquila y compuesta, con su porte imponente y severo en tanto Galtero no dejaba de mirar a Rozemyne con algo parecido a la añoranza. A decir verdad, me extrañó mucho que mi novia se acercara a él en lugar de despedirse desde nuestro lugar.

"No puedes perder tu orgullo como príncipe de Yurgensmith frente a Lanzenave. No es una tarea complicada, hermano Galtero, así que confío en que podrás llevarla a cabo con el decoro y la altivez que se requiere."

La mirada de Galtero pareció iluminarse y sus ojos anegarse de lágrimas por un segundo o dos antes de que recobrara la compostura hasta cierto punto, enderezando su postura y mostrando un rostro más serio de lo que era usual. Cuando me miró solo asentí, incapaz de decir nada para no arruinar el trabajo que Rozemyne acababa de hacer.

Nuestro padre adoptivo subió entonces al círculo y los tres desaparecieron entre las luces doradas y negras de la pareja suprema. Rozemyne volteó a verme con una enorme sonrisa sin lanzárseme encima, quizás debido a los caballeros que estaban ahí, custodiando la sala de transporte.

Yo le ofrecí mi brazo y ambos salimos de ahí en silencio, mientras yo me sentía un poco angustiado, recordando los avances de mi novia luego de que ambos volviéramos de Dunkelferger.

***

Laurenz, Alerah, Justus y Margareth estaban frente a mí, tratando de protestar, pero sin que ninguna palabra saliera de sus labios, Rozemyne a mi lado no parecía muy contenta, pero después de un momento solo asintió.

Mandaría al cuarteto de adictos a Eisenreich.

Por mas que intenté olvidarlo, no pude ignorar el hecho de que sabía que ellos sabían lo que iba pasar. Lo que no significa que los quiera aquí.

El ascenso de un científico loco, ¡Descubrire como funciona el mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora