Zent Galtero. Parte 1

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***SS TERESIA***

La vida alrededor de Lady Constance siempre fue complicada, sin embargo, Teresia sabía que la recompensa sería grande.

Aprender a seducir a los nobles para ahorrar cuando perdiera el favor de su familia. Entregar su virtud antes de tiempo a su medio hermano Alderón para asegurar que su señora mantuviera su posición. Ayudarla a experimentar con productos de belleza de bajo costo y buena calidad. Entrenar a la pequeña Alerah, todo fue para mantenerse cerca de su señora y ver un Ducado distinto junto a ella... para huir de la repugnante familia donde ella y Alderón fueron concebidos y criados por un noble cruel.

La unión estelar de Lady Constance con Hauchletze fue, en efecto, motivo de júbilo para ella y su Dios Oscuro.

Perder a Alerah en el camino fue un resultado agridulce. Sabían que ella también deseaba escapar de una familia a la que poco le importaba aquella dulce e inocente criatura cuya belleza solo podía igualarse a las subordinadas de Flutrane. En realidad, no esperaban que la pequeña encontrara la paz que tanto deseaba en el Templo o que estando ahí se solidificaría cómo una noble respetada... y escandalosa resguardada bajo el ala de la princesa santa, pero pasó.

Por supuesto, Teresia y su señora siguieron apoyando a la pequeña que se quedó atrás.

Desde que Lord Ferdinand les hiciera llegar la ropa interior novedosa y las noticias de lo cerca que estuvo Alerah de perderlo todo... bueno, de algún modo tuvieron que purgar la culpa de dejarla tan perdida. Lady Constance le llamó la atención a Alerah, pero también la felicitó por encontrar una guía adecuada.

Con eso en mente fue que, durante la ceremonia de mayoría de edad de la princesa Rozemyne, Teresia atestiguó como la joven a la que consideraba una hermana menor caía desmayada tras la desaparición de la princesa a la que servía... o al Dios Oscuro de Alerah correr por ella para sacarla de ahí. Fue una pena que no les permitieran verla, pero se sentía tranquila sabiendo que el sacerdote pervertido que tenía como Dios Oscuro era tan protector como Ewigeliebe.

Tras el altercado de la misteriosa desaparición fue necesario volver a Hauchletze para que su señora y el Aub pusieran las cosas en orden. Todos volvieron al día siguiente de la fiesta para recibir la primavera por una conferencia extraordinaria, cómo parte del séquito y asistente principal de la primera dama, Teresia asistió también.

Teresia no sabía si el pánico que sentía era por lo que implicaba que el Zent Trauerquel dimitiera, por la revelación de que Lady Rozemyne debería haber muerto del todo varias veces durante su infancia o que los dioses descendieron sobre los familiares de su señora. Lo cierto era que estaba admirada y un poco celosa de Alerah. Su Dios Oscuro no solo planeaba protegerla y seguir trabajando para que despertara en un mejor lugar, estaba dispuesto a seguirla a las alturas.

"¡No puedo creer que nos dejó en manos de ese... ese...!" rugió Lady Constance apenas estuvieron ambas a salvo en la habitación oculta de la primera dama en el dormitorio.

"No parecía tener opción, Milady."

"¿Opción? ¡Tenía montones de opciones regadas en el suelo! Cualquiera de mis hermanos habría sido una mejor opción y cuando digo cualquiera, me refiero a CUALQUIERA."

Su señora estaba molesta y tanto Alderon como ella comprendían bien la razón. Lord Ferdinand, quien debería ser el Zent oficial, con su Grutisheit desplegado frente a todos, pudo haberle dado la falsa sabiduría a alguien más adecuado para gobernar en su ausencia. Podría haberla forzado en el Zent Emeritus Trauerquel. O en alguno de los hijos de Aub Adalbert. En cambio, dejó a cargo al príncipe que no contaba con aliados, con respaldo y que además pasó toda su vida incordiando a la princesa Santa por la que el verdadero Zent tuvo que dejarlos a todos.

El ascenso de un científico loco, ¡Descubrire como funciona el mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora