Las propinas del ermitaño
Ese domingo, tanto mi hermano Uriel, como mi madre, me miraron con extrañeza cuando me ofrecí a acompañarlos a la iglesia, luego les expliqué que necesito darle un pedido a un cliente de la tienda, a lo cual, comprendieron rápido. Qué suerte que Uriel va, así nos lleva en su camioneta.
Me hago en la parte de atrás del vehículo, con el pedido sobre mis piernas, creo que Uriel lo vio a través del espejo y dijo:
―¿Ese es el pedido que tienes que llevar?, ¿de qué trata el libro?
―No lo sé ―le respondí.
―¿No lo sabes? Se supone que te gusta mucho leer.
―Yo no he leído todos los libros de la tienda, Uriel, además, yo leo otras cosas que me llaman más la atención.
―Ah, sí, como ese tal Aster.
―Es After.
―Eso mismo, no sé por qué su título está en inglés. ―Frena el vehículo al ver una vaca cruzando por el camino.
―Porque suena mejor que ponerle "Después".
―Supongo que tienes un punto. ―Mueve la pierna con impaciencia―. ¿De quién será esa vaca?
―¿De qué trata ese libro del que estaban hablando? ―pregunta mi madre, a lo cual, entro en pánico.
―No lo sé, pregúntale a ella.
―Denise...
―¡Creo que la vaca es del señor José! ―suelto con desesperación.
―Hmm, no lo creo, las del señor José son de otra raza... Ah, por fin cruzó, podemos seguir. ―Pisa el acelerador.
Después de eso, mi madre no insistió en preguntar sobre el libro que mencionó Uriel, me sentí aliviada, es cierto que ya estoy grande, pero admito que no me gustaría hablar de mis gustos literarios con mi madre, es muy incómodo, sobre todo porque sé que a ella no le gustaría.
Cuando llegamos a la iglesia, lo primero que hice fue mirar el árbol del sitio, ahí vi atado al caballo de Icarus el Ermitaño, es fácil de reconocer, ya que es un caballo enorme y a comparación de los caballos que he visto, este parece tomar esteroides, por la gran masa muscular que posee. Me siento un poco ansiosa, pude ver al dueño de aquel caballo sentado en las últimas bancas, como siempre, no tuve la valentía de acercarme.
«Le daré el libro cuando termine la misa», tal vez así pueda tragarme mi miedo, tratar de convencerme de que todo saldrá bien. Me repetí constantemente que todo iba a estar bien, al punto de que la misa se me hizo corta, lo que menos quería.
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El rostro de Icarus
Teen FictionEn un pueblo tranquilo, vive Denise, una chica que está harta de su entorno y cotidianidad. Trabaja en una librería reconocida, pero ella desea salir de allí y conocer más allá de su pueblo, alejarse de todas las personas que considera aburridas. ...