En un pueblo tranquilo, vive Denise, una chica que está harta de su entorno y cotidianidad. Trabaja en una librería reconocida, pero ella desea salir de allí y conocer más allá de su pueblo, alejarse de todas las personas que considera aburridas.
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La biblioteca de Icarus
Miro los estantes de la biblioteca con atención, no es mi primera vez estando aquí, incluso me he permitido la osadía en sentarme en la hermosa silla que mi hermano le hizo a Icarus, él, por otro lado, no parece molestarle el hecho de que me adueñe de su silla cada vez que puedo. En fin, los estantes repletos de libros me parecen fascinantes, aunque no sé de qué se tratan la mayoría de ellos, nunca les había puesto demasiado interés a sus gustos literarios.
Icarus me acompaña, está sentado en el cojín de la pequeña y redonda alfombra, con un libro que ya había comenzado de antes, ya que está a más de la mitad.
―¿Qué género de libro es tu favorito? ―le pregunto.
―No tengo un género favorito, solo tiene que parecerme interesante y entretenido ―dice, luego da vuelta a la página.
―¿Lees novelas de romance? ―interrogo con curiosidad.
―Sí, aunque no lo hago tan frecuente.
―¿Cómo cuáles?
Él apunta hacia una esquina, en el tercer estante, para ser precisos, estos libros estaban un poco separados del resto, saco uno y miro la portada, Tokio Blues de Haruki Murakami, luego saco otros libros, María de Jorge Isaacs y Orgullo y Prejuicio de Jane Austen; leo las sinopsis de cada uno y digo:
―Qué aburrido, no me prometen dramas picantes. ¿Y estos otros qué?, Bodas de sangre de Federico García Lorca, El amor en los tiempos de cólera de Gabriel García Márquez... Todo se escucha tan anticuado.
―Son clásicos, después de todo ―dice sin alterarse ni nada, no le molesta mis quejas―. ¿Qué clase de libros lees?
―Uf, romance del hot, entre una chica aburrida de siempre con un dios griego que tiene empresas o es el líder de una mafia, depende del trabajo, pero siempre jefe, nunca servidor ―digo con emoción, devolviendo los libros en los estantes―. Deberías leerlos algún día.
Él me mira por un momento, luego dice:
―No parecen la clase de libros que me interesarían, siendo sincero.
―Dijiste que no tienes un género favorito ―digo en tono de reclamo.
―Pero digamos que tengo ciertos estándares a la hora de escoger un libro, ¿qué otros libros de ese género has leído?
―Ya te dije.
―Suena a que se parecen, ¿lees libros de la misma autora?
«Bueno, en algunas cosas si tienen patrones muy similares, ahora que lo pienso.»
