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Rosas de chocolate

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Rosas de chocolate

Hoy es el 4 de agosto, día del amor y la amistad en San Pablo, tal vez la festividad no concuerda en fechas con el día de San Valentín, pero por lo menos se celebra algo interesante, además de que es un día anterior a mi cumpleaños, así que ando muy emocionada por recibir regalos dobles.

Hoy hubo promociones especiales en todas partes, incluyendo en la librería en que trabajo, duran dos días estas ofertas, por lo cual, aprovecharé a comprar muchas cosas. Saber que tendré una ganancia extra por este día, me emociona.

Después de un par de ventas, Natalia viene a la tienda con una caja amarilla envuelta en un lazo rojo, me saluda y me dice feliz día. Al darme el regalo, no pude aguantarme y lo abrí, son bombones de chocolate rellenos de dulce de leche y trozos de maní.

―Se ven muy ricos ―expreso, agarro uno y lo meto a mi boca.

Me siento extasiada por la textura entre suave y crujiente de los bombones, el dulce de leche parecía derretirse en mi boca, mezclándose con el chocolate que le recubría.

―Me imagino que debes de tener algo para mí ―me dice mientras da un sorbo de su jugo en botella.

―Obviamente, sabía que ibas a venir aquí. ―Saco una pequeña libreta de anotar detrás del escritorio y un bolígrafo con la figura de una estrella―. Tu nueva libreta de apuntes.

Natalia casi me la arranca de las manos de la emoción, ella le encanta apuntar un montón de cosas, sobre todo recetas de postres, no entiendo mucho esa fascinación, sé que es mesera, pero debería estar harta de anotar tantas órdenes al día.

―Mi precioso ―dice imitando al Golum mientras acaricia la tapa de la libreta con lentitud dramática.

Me rio ante su comportamiento, luego ella me mira con seriedad en su mirada y me dice:

―¿Le compraste algo a Axel?

―La verdad improvisé y compré un llavero, no encontré algo que le pudiera gustar. ―Recuesto mi mejilla sobre mi mano.

―¿Y a Cadín? ―Arqueó una ceja―. ¿No le compraste algo?

―No, pero le compraré algo de camino a su casa, no te preocupes. ―Agité mi mano―. Algo se me ocurrirá.

Ella contrae la mirada.

―¿Cómo te ha ido con Axel?, ¿le vas a dar otra oportunidad? ―preguntó.

―Tranquila, no vamos a volver, ya le dije que ya no siento lo mismo por él, no te preocupes, quedamos como amigos.

―¿Estás segura de que él quiere ser tu amigo?

Volteo los ojos ante esa pregunta, a veces Natalia suena como alguno de mis hermanos cuando se trata de mi vida amorosa, pero no tengo de qué preocuparme, estoy segura de que Axel y yo somos amigos.

El rostro de IcarusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora