Superar el temor
Después de almorzar y de terminar mi trabajo, me encargo de organizar antes de cerrar la tienda, hoy no vendí muchos libros, pero por lo menos vendí algo. Agarro mi bicicleta, me subo en ella, al principio me iba a dirigir a mi casa, pero se me vino a la mente el visitar a mi hermano mayor, vive a unas cuantas cuadras.
Pedaleé despacio, no tuve qué contar las cuadras, ya que en una esquina se ve claramente el local de mi hermano, Carpintería Iguera, él es carpintero, también es la viva imagen de nuestro padre, o eso es lo que dicen todos. Me fijo que él se está despidiendo de un cliente, parece que compró un juego de muebles, los lleva en una camioneta, le veo estrechar la mano y yo me detengo cerca.
Cuando Alexander gira y se da cuenta de mi presencia, lleno de emoción, me saluda con un abrazo.
―¡Denise, qué alegría verte por aquí! ―Me dice mientras logro zafarme de su abrazo―. Ven, ven, puedes poner tu bicicleta ahí. ―Señala la entrada del taller.
Admito que me da envidia el color de ojos que heredaron mis hermanos mayores, son de un color verde tan brillante, parecen esmeraldas. Alexander me hizo entrar al taller, vi un par de piezas de muebles y bases de camas que no había visto antes, lo que más me llama la atención, es una hermosa silla mecedora, el espaldar es grande, mi hermano parece que se tomó la molestia de ponerle un asiento suave.
―¡Niños, saluden que vino la tía Denise! ―dice él en voz alta.
«Ay, no, ellos no.»
Salieron rápido, mis tres sobrinos, Miguel, Adrián y Alejandro, tres chiquillos de tres años, muy ruidosos, ellos me abrazaron las piernas, diciendo tía, tía, tía; tuve que inclinarme a darle un beso en la mejilla a cada uno, hasta que Alexander les ordenó volver a entrar, ya que él no les permite estar mucho tiempo en el taller.
―Veo que estás muy animado ―le digo.
―Ah, sí, hace dos días me llegó el encargo de madera que le pedí a Cadín, así que la estuve aprovechando y adelanté trabajo.
¿Por qué últimamente estoy escuchando mucho sobre Icarus Cadín?, bueno, no debería de extrañarme que esté asociado con mi hermano, después de todo, se trata del leñador del pueblo.
―Esa silla la hiciste recientemente, ¿no?
―Bueno, la estuve haciendo por algunos días, me falta pulirla un poco y barnizarla, aunque Cadín me dijo que no me apresurara.
Yo arqueé una ceja y pregunté:
―¿Esa silla la encargó él?
―Así es, me pidió una silla mecedora que concuerde con una habitación que tiene, fui a su casa para ver la habitación en persona, admito que me sentí muy inspirado cuando la hice, quise terminarla rápido y entregarla, pero Cadín me dijo que no me preocupara por eso.
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El rostro de Icarus
Teen FictionEn un pueblo tranquilo, vive Denise, una chica que está harta de su entorno y cotidianidad. Trabaja en una librería reconocida, pero ella desea salir de allí y conocer más allá de su pueblo, alejarse de todas las personas que considera aburridas. ...