En un pueblo tranquilo, vive Denise, una chica que está harta de su entorno y cotidianidad. Trabaja en una librería reconocida, pero ella desea salir de allí y conocer más allá de su pueblo, alejarse de todas las personas que considera aburridas.
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Fue un año bastante agotador para mí, ya que se me juntaron varios proyectos a futuro, en la que no habría que depender de la leña, aunque es algo complicado de hacer en un pueblo como este. Fue mucho más fácil en contratar una compañía que se encargan de que las semillas de árboles no demoren más de 10 años en rehabilitar bosques. El Bosque de San Pablo es tan enorme que tendríamos madera y leña por más de 50 años y a pesar de ser el leñador del pueblo, también quiero que mis hijos vean lo hermoso que es el bosque en el que trabajo.
Mi primo y yo formamos un proyecto de hacer calefactores, por fortuna, tenemos una gran reserva de gas natural, aunque creo que el coste principal va a ser un poco elevado si tomamos en cuenta los materiales y la poca costumbre de las personas.
Coloco gran parte de los troncos que he cortado el día de hoy en la carreta, las semillas tardarán un poco en llegar, pero todo valdrá la pena. Mi cuerpo pica ante el sudor, pero el aire frío me reconforta.
Me subo a la carreta y hago que Rocinante avance hacia nuestro hogar, el cielo se ve gris y no quiero que la madera se moje, aunque ya haya tomado todo tipo de precaución al respecto. El viento se hace más fuerte y frío cuando nos acercamos más a la casa. Rocinante mantuvo su galope hasta que por fin hemos llegado a casa.
Antes de bajar del carruaje, no puedo evitar esbozar una sonrisa al ver a Denise intentando arrastrar un gran balde lleno de leche. Al bajar, miro el cielo, luego a la madera y le digo:
―No te fuerces, déjala ahí, me encargaré de llevarla.
Ella alza la mirada, deja el balde en el suelo y camina hacia mí, me sorprende verla caminar con facilidad, después de todo, me han contado que las madres primerizas suelen pasar por muchas dolencias en su primer embarazo, aunque una de las razones por la que tuvo que tomar un permiso de ausencia a su trabajo, era porque le cuesta agacharse y porque se estaba estresando mucho.
―Volviste más pronto de lo que creí. ―Ella intenta ponerse de puntillas y yo me inclino para saludarle con un beso en los labios.
―¿Por qué ordeñaste a Clover? ―le pregunto con una ceja alzada―. Sabes que puedo encargarme.
También porque a ella le cuesta sentarse con normalidad, ya que solía perder un poco de equilibrio por el peso de su barriga de siete meses. La noticia de su embarazo me había tomado por sorpresa, ya que ni siquiera habíamos cumplido el primer año de casados ―bueno, solo faltaba menos de un mes―, lo más surrealista de todo, es que nos enteramos por culpa de Rocinante.
Dicen que los animales pueden sentir cosas que los humanos no. Antes de la noticia, Rocinante se la pasaba persiguiendo a Denise cuando lo dejaba pastar, incluso la ha perseguido a su trabajo, un comportamiento muy extraño en él. No solo eso, también parecía impedirle el contacto con extraños —en su mayoría, hombres—, apartándola con el empuje sutil de su cabeza.