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Este capítulo es muy corto y me estoy planteando si subir el otro capítulo el día de hoy, así que voten y comenten para poder subir el otro (he notado que cuando subo doble capítulo, no suelen comentar mucho)

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Galletas y consuelo


Pasaron varios días desde que hablé con Icarus, esa tarde me encerré en mi habitación y lloré como nunca, al punto de que mis ojos se irritaron. Mi madre invadió mi habitación como siempre y me abrazó, buscando explicación sobre mi afligimiento; por mi parte, yo solo exploté y lo dije todo, por primera vez en mi vida le cuento de un problema a mi madre, sin miedo a que se enoje conmigo. Ella me recomendó que nos diésemos un tiempo separados, para pensar mejor las cosas y por primera vez seguí su consejo.

No sé cuántas veces suspiré el día de hoy, es cierto que la tristeza ha disminuido en mí, pero siento que me falta algo. Cada vez que regreso a mi casa después del trabajo, a veces me confundía de camino y casi iba a verlo, me frenan mis pensamientos, ni siquiera sé qué le diré cuando lo vea, fue el más recurrente en mi cabeza.

―Ya deja la cara larga ―me dice Natalia mientras me da una dona de chocolate―. Perdón por ser poco consoladora, sabes que me cuesta serlo, pero creo que dije lo evidente.

―Él dijo que siente lo mismo por mí, pero que no puede aceptarme porque no estoy dispuesta a ser su esposa y eso... ―digo con cierto desánimo y algo de enojo, sé que no puedo obligar a Icarus a que cumpla mis caprichos, pero mi parte más primitiva me dice que lo obligue.

―Incluso si estuvieses dispuesta a casarte con él, lo que le impediría aceptarte sería tu edad.

Parpadeo varias veces sin entender.

―¿Mi edad?

―La edad de compromiso de las mujeres es a los 22 años ―me recalca―. Los hombres muy tradicionales respetan esas reglas.

―Pero soy mayor de edad. ―Fruncí los labios―. Además, esa regla ni siquiera es obligatoria.

―Sí, sé que es una regla no escrita y eso. ―Natalia se encoge de hombros―. Pero es lo recomendable, dicen que, a los 22 años, las mujeres son más maduras mentalmente para tomar decisiones serias, como lo es el matrimonio.

El rostro de IcarusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora