En un pueblo tranquilo, vive Denise, una chica que está harta de su entorno y cotidianidad. Trabaja en una librería reconocida, pero ella desea salir de allí y conocer más allá de su pueblo, alejarse de todas las personas que considera aburridas.
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Relación rota
Mi Universidad es bastante particular con los horarios, esta vez me toca un horario nocturno, un horario de pesadilla que siempre nos hace terminar con dolor de cabeza. El único consuelo que tengo en estos momentos, es el saber que dentro de poco me graduaré. Mis compañeros están planeando celebrar en una discoteca, antes me gustaban, ahora no soporto ir a una, no me divierto como antes.
A veces pienso que ya me volví una señora aburrida y eso que dentro de unos meses cumpliré 24 años. Bueno, mi instituto es la única maldita universidad en Parvus en la que todos se gradúan a finales de abril, sabrá Dios por qué.
Mi equipo y yo estábamos esperando nuestro turno para dar nuestra presentación, todos estábamos ojerosos a excepción de Tiffany, aunque todos sabemos que usó un corrector para cubrir las ojeras, porque su mirada de cansancio era igual que la de nosotros. Nuestro grupo consiste en cinco personas, Sandra, Manuel, Felipe, Tiffany y yo, ellos me consideran como una amiga, aunque yo solo los vea como mis compañeros de trabajo, ya que no tenemos muchas cosas en común y solo hablamos de trivialidades que no llegan a ninguna parte.
La profesora Mayra era una bruja por definición, no nos gritaba ni nos regañaba, todo lo contrario, siempre mostraba esa falsa sonrisa y se comportaba de una manera tan hipócrita con todos; sus alumnos saben que ella odia a todo el mundo, lo poco que sabemos de su vida personal era que su marido la dejó y que estaba tan obsesionada con él que intentó acudir a brujos para recuperarlo ―o eso es lo que dicen todos en los pasillos―, rumores nada más, pero sí es cierto que le han puesto una orden de alejamiento. En fin, era como tener un Severus Snape que aparentaba ser maternal con nosotros.
―Bueno, ¿quién sigue en la siguiente presentación?
Levantamos la mano, queríamos terminar de una vez. Cuando la maestra nos dejó darle nuestro trabajo escrito antes de empezar nuestra presentación. No teníamos muchos ánimos, pero dimos todo, aunque Sandra se le escapaba sus represalias morales a los cuales ya estaba harta, al principio admiraba su conocimiento, pero con el paso del tiempo se me hizo tan similar a un fanático religioso que hago todo lo posible para no hacer una mueca de molestia.
No tuvimos tiempo de analizar lo que queríamos dar a entender con el proyecto, nuestra maqueta y las muestras de nuestro emprendimiento sobre vasos de helado biodegradables, un poco estúpido si tomamos en cuenta de que existen los conos de galleta, pero hicimos como que no existen para nuestra presentación.
Hubo comentarios pasivo-agresivos por parte de nuestra maestra, pero por lo menos aprobamos el proyecto, aunque estuvimos muy exhaustos como para brincar de alegría.
No sé si todo pasó en cámara lenta o cámara rápida.
―¿Y si celebramos en un club? ―propone Tiffany―. Mañana por la noche, ¿se apuntan?