Portobello Road « London in love 1 »

②⑨

« Candice »

Luke abrió la puerta de un lugar, ya casi saliendo de la zona de Portobello, en un estrecho callejón, que resultó ser una librería/café. Sonreí al ver el lugar, era precioso. Todos los muebles estaban hechos de una madera muy muy clara, casi blanca, que contrastaban con el oscuro parqué del suelo. Las estanterías estaban repletas de libros de segunda mano, que parecían chillar "llévame a casa, Candy". En el centro había una especie de porche interior, hecho con la misma madera que las estanterías y, dentro de éste, habían varios sofás y pufs en los que sentarse. No había demasiada gente, pero se veían tranquilos, conversando en un tono de voz moderado, para no molestar a los demás, mientras tomaban tazas de café o té.

- ¿Te gusta este sitio? - preguntó Luke, poniendo su mano sobre mi cintura para llevarme hacia el porche - Lo descubrí hace un par de semanas y pensé que te gustaría.

- Me encanta. Café y libros juntos en un mismo lugar, suena como mi sueño hecho realidad - dije, riendo levemente.

- Lo imaginaba - rió conmigo -, ven, nos sentaremos aquí.

Luke y yo nos sentamos en uno de los sofás que habían y luego él se fue a pedir un café para mí y un té para él, al volver, se sentó a mi lado, dándome mi taza con una sonrisa.

- Me alegro muchísimo de que aceptaras tener una cita conmigo, Candy - dijo, descolocándome de golpe. ¿Cita?

- B-bueno... - tartamudeé - no es como si fuera una cita romántica... ¿no? Es decir... somos amigos y eso pero...

- Pero no te gusto, ¿no? - terminó la frase por mí.

- Yo solo... - aguanté la respiración por un momento. ¿Como podía ser que, siendo escritora, me quedara sin palabras en tantos momentos? - no tengo una buena experiencia con los chicos, Luke.

- Yo soy diferente.

- Todos son diferentes al principio...

- Candy, llevo enamorado de ti desde hace años... - suspiró, bajando la mirara - y no sé cómo, después de tanto tiempo, por fin me he atrevido a pedirte que salgas conmigo...

- ¿En serio?

- No hay peor ciego que el que no quiere ver.

- Pero Luke... un chico como tú, enamorado de una chica como yo... - murmuré, negando con la cabeza - no es posible.

- Y tanto que lo es, Candy. La primera vez que entraste en la cafetería llevabas puesto un vestido azul. Nunca me olvidaré de él. Tu cabello estaba como ahora, algo corto, y tus ojos se veían tristes, como si hubieras estado llorando. Te acercaste a la barra y pediste tu café, un solo largo con una gota de leche fría. Me quedé embobado con tu acento norteño, sonaba tan exótico y particular que me encantaba cómo sonaba. Te ofrecí algo de comer y bajaste la mirada, negando con la cabeza. Cuando sacaste el monedero para pagar el café, vi que solo tenías en él un billete de diez libras, así que cuando ya te sentaste en tu mesa, me acerqué con una porción de pastel de chocolate y te la dejé sobre la mesa. Me miraste confundida, diciendo que no habías pedido eso. Yo solo sonreí y te dije que no me había equivocado. Entonces tus labios dibujaron la sonrisa más bonita y sincera que jamás he podido ver, y fue ahí cuando terminaste de cautivarme.

- ¿En serio recuerdas ese día? Fue hace mucho...

- ¿No te acabo de decir que me impactaste, Candy? No podría olvidar ese día.

- Wow, Luke... yo no pensaba que tú... - me quedé callada, sin saber realmente qué contestar. Nunca había pensado en Luke como "algo más", ni siquiera como amigo hasta que él me ofreció salir juntos. Él era simplemente el barista de mi cafetería habitual.