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« Candice »
Harry simplemente me sujetó entre sus brazos durante mucho rato. Menos del que me habría gustado, pero sinceramente estuvimos mucho rato. Pero me sentía bien así. Él mismo me movió para hacer que quedara de lado a él, sentada sobre sus piernas. Recostó mi cabeza en su torso y me acurrucó entre sus fuertes brazos mientras besaba mi cabello una y otra vez. Yo escondí mi cara en la curva donde su cuello y su hombro se fusionaban, dejando que su olor tan particular y dulce fuera el que se ocupara de calmarme. 

— Candy, ¿estás bien? – preguntó, rompiendo el silencio creado.
— Sí... estoy bien – murmuré, separándome un poco –. Lo siento.
— No te disculpes, me encanta abrazarte – sonrió a la vez que besaba mi frente –. ¿Quieres hablar de algo, muñeca? No me gusta verte mal... – ronroneó, acariciando mi mejilla.
— No, no estoy mal, Harry – sonreí levemente –. En serio, estoy bien. No pasa nada – afirmé, aunque no era del todo cierto.
— Está bien – sonrió él, besando mi frente –. Debería irme a mi casa... – murmuró.
— ¿Qué? ¿Por qué?
— Mis amigos ya van a volverse, tendré que ir a despedirme de ellos.
— ¿Sí te quedarás hasta el domingo?
— No quiero dejarte solita en medio del bosque. Jack el destripador podría venir a por ti.
— Oh vaya, gracias, Harry. Ahora me siento mucho más segura – bromeé.
— No te precupes, aquí me tienes para defenderte ante todo.
— Que caballero – sonreí, acariciando su mejilla –. Ve con tus amigos – añadí, moviéndome para salir de encima de sus piernas.
— En cuanto se vayan, vuelvo y te cocino una deliciosa cena. No quiero que quemes la cocina.
— Llevo unos años viviendo sola y nunca ha pasado nada... grave – me quejé, cruzándome de brazos.
— Aún.
— Idiota.
— Hasta luego, muñeca.
— Hasta luego, Harry – sonreí, agradecida de que fuera tan... Harry.

Él se acercó y, simplemente, besó mi frente. Haciéndome desear que me besara en los labios, pero quizás no era muy buena idea. No otra vez. Le sonreí antes de que él se pusiera su abrigo y saliera de casa, yéndose hacia la suya. Yo me acurruqué en el sofá, mirando hacia mi anticuado móvil, tendido sobre la mesa. Hice un puchero al recordar la llamada que había tenido con mi madre.

« — ¡Hola mamá! – exclamé, contenta de que por una vez fuera ella la que llamara.
— Hola, Candice – respondió, tan secamente como siempre –. Oye, no compres nada para cocinar en Navidad, ¿sí?
— ¿Por qué? ¿Cocinarás tú? – pregunté con emoción.
— No. Lo siento. A tu padre y a mí nos ha surgido un imprevisto y no podremos ir a visitarte.
— ¿Qué? Pero... mamá... Prometiste que vendríais todos.
— Ya te he dicho que lo siento, Candice – respondió con aburrimiento –. No puedo cambiarlo. No podremos viajar para verte.
— ¿Ni siquiera Max?
— No, Maxinne tampoco podrá ir – agregó –. Ahora tengo que colgar, Candice. Adiós.
— Adiós mam... – antes de dejarme terminar de despedirme, ya había colgado. »

Realmente, no sabía en qué estaba pensando cuando realmente creí que pasaría una Navidad junto a mi família. Desde que me había mudado a Londres, ellos apenas habían querido saber nada de mí. Había sido realmenete una ingenua al creer que viajarían hasta Londres para verme y pasar unos días conmigo. Ni siquiera mi hermana quería verme. 

Me levanté del sofá, queriendo hacer algo para distraer mi mente, así que decidí ir a darme una ducha, aprovechando que Harry no estaba ahí. Caminé hacia el cuarto de baño y encendí el agua caliente, dejando el móvil con la música encendida sobre el mueble junto a la ducha. Me despojé de la ropa y entré entre la nube de vapor que se había formado. 

Uno de los mayores placeres del mundo, sin duda, era el darse duchas calientes en días fríos de invierno. ¿Habría alguien en el mundo que no le gustara hacer eso? Podría jurar que no. Aquella ducha me tomó bastante tiempo, ya que se estaba tan bien ahí que no quería ni imaginarme el frío al salir de ahí, pero cuando oí la música interrumpirse, para empezar a sonar mi tono de llamada, me apresuré en apagar el agua y ponerme un grueso albornoz negro que colgaba del toallero para salir de la ducha y atender la llamada.

Portobello Road « London in love 1 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora