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« Candice »
Hogar dulce hogar. Cuando el autobús se detuvo en la parada de Camden Road, di un largo suspiro de alivio, viendo el edificio donde vivía a apenas unos metros. Sonreí, arrastrando la maleta, mientras Harry hablaba por teléfono con Niall. Cuando llegamos a la puerta de casa, el rubio ya estaba ahí.

— ¿Qué haces aquí, tarado? – dijo Harry, riendo y abrazando a su amigo.

— Vivo a una calle de aquí, ¿te lo recuerdo? Quita ya, marica – Niall empujó a Harry para que le soltara –. ¿Qué pasa, pelirroja? Por fin le has dado guerra a mi amigo, ¿eh? Viene de un buen humor... – carcajeó, yo me sonrojé y me giré a golpear el brazo de Harry.

— ¿Por qué se lo has contado, tonto?

— ¡Me lo notó antes de decirle nada!

— Eso se nota, Candy – me dijo Niall –, no culpes al pequeñín, no puede evitar sentirse aliviado.

— ¿Podemos dejar de hablar de esto, por favor? – murmuré, a la vez que abría la puerta.

— Muñeca, ¿te importa si invito a los chicos? Tengo ganas de verles, pero quiero estar contigo.

— No, claro.

— Menos mal, porque ya les había dicho que vinieran – rió Niall, tomándose la libertad de entrar el primero en casa.

— En serio, me cae mal tu amigo – susurré hacia Harry, entrando después del rubio.

— A ver si tú consigues sacarle algo a Liam sobre su novia. Que a ti te hace caso, y sabes cómo hacer hablar a la gente.

— Ay, pobrecillo... Dejadle en paz, cuando esté listo para contarlo, ya lo hará.

— Que pesado, si estás tan ansioso como yo por saberlo... y lo sabes.

— Claro que lo sé, me moriría por saberlo, pero tenemos que dejarlo tranquilo.

— Porfa, pregúntaselo – Niall hizo un puchero. Harry suspiró y asintió levemente.

— Está bien, le preguntaré, pero si no quiere responder, no puedo hacer nada.

Niall sonrió ampliamente y Harry negó con la cabeza, abrazando mi cintura mientras yo iba observando la escena con diversión. Él me dio un beso en la frente, mientras que yo sonreí, cerrando los ojos y disfrutando del tacto de sus labios en mi piel.

— No, por favor. No estoy de humor para aguantar esto – interrumpió Niall.

— ¿Estás con la regla? – se burló Harry, soltándome.

— Harry – me quejé, golpeando su hombro –, eso es ofensivo.

— Perdón, muñeca.

— En serio, te tiene dominado. Das algo de asco, Harry. O pena, das bastante pena.

— Cállate, estúpido. Al menos yo tengo novia, pringado.

— Harry, cierra el pico – murmuré, agarrando su muñeca. Niall lo había pasado mal cuando Belle le dejó.

— No importa, pelirroja. Estoy bien. ¿Me traerías cerveza?

— No hay cerveza.

— Café, entonces.

— Los demás tomaremos té, amor – me dijo Harry –. ¿Quieres que te ayude a prepararlo?

— No, puedo hacerlo yo sola, tranquilo. Quédate con él.

Harry asintió levemente y me dio un suave beso en los labios, haciendo que yo sonriera. Entonces caminé hacia la cocina, donde puse la cafetera y una tetera en el fuego. Preparé seis tazas vacías y las llevé al salón donde Harry y Niall ya se habían acomodado en el sofá. Luego regresé a la cocina y terminé de preparar ambas cosas, escuchando el timbre mientras estaba allí. Cuando fui al salón con la tetera y la cafetera, vi ya a todos los amigos de Harry allí, sentados y acomodados entre los sofás y sillas.

Portobello Road « London in love 1 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora